EDUARDO CHIRIBOGA APONTE
La campaña sucia que hemos visto podría profundizarse, pues las propuestas aún no son claras. El uno ofreciendo bonos, casas, universidades de medio pelo por doquier, mayor burocracia e impuestos; y el otro, más empleo y menos impuestos, pero sin detallar el cómo. Esto es, no osan aclarar al pueblo su verdadera visión.
Lo cierto es, que Lasso obtuvo un 28%, como persona y propuesta, pero sin convencernos de su profundidad en lo social. Y Moreno un 39%, pero no tanto como persona, pues no se conoce a fondo su pensamiento y personalidad, pues fue “designado” para continuar un sistema estatisante, en el que Estado es el mayor creador de empleo, obteniendo recursos a cualquier costo, y ciñéndose al libreto impuesto por su mentor.
Y la materia prima para su triunfo, son, “para variar”, “los pobres”. Usados por todas las campañas políticas de manera inmoral, abusando de su poca instrucción y candidez. Creando falsas expectativas y sueños que terminan siempre en frustración. Cabe indicar, que en todos los países del planeta hay pobres. Inclusive en el primer mundo.
ntonces, de lo que se trata, es de erradicar la pobreza extrema y de crear condiciones para que los pobres puedan surgir en base al esfuerzo, a sus ideas, al estudio y al trabajo. Los pobres son la herramienta ideal del populismo para hacer creer a las masas, que su triste realidad cambiará si les dan el voto. Lo que nunca ocurrirá. Decirse que “soy el Presidente de los pobres” es una tomadura de pelo sin nombre. La fuerza laboral de las masas, es el combustible para que funcione toda empresa, es el motor de todo progreso, y merece respeto.
Los pobres que sí cambian su vida, son los allegados al poder, pues vivimos en uno de los países más corruptos del planeta. Y, a no ser que se tomen medidas tipo Singapur y las que se proponen en esta columna semanalmente, la suerte del Ecuador no cambiará. Ambas candidaturas, hacen caso omiso al verdadero cambio que necesitamos para finiquitar la triste historia de un pueblo explotado desde siempre.
Esta es una confrontación de sistemas político económicos, en la que los pobres, siempre seguirán siendo pobres.
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