Robar, hasta la esperanza

Pablo Izquierdo Pinos

“Que nos roben todo, menos la esperanza”. No debe haber una frase más cínica e impúdica –que ésta-, convertida en icónica proclama, grito destemplado y eslogan de falsa honestidad y transparencia, develada ya como un timo. Los socios de la gavilla del reparto deben estar riéndose a carcajadas de nosotros, los ilusos ecuatorianos que recién despertamos.

Y lo cumplieron al pie de la letra. Benjamín Franklin –fundador de los EE.UU-, profético: “El que vive de esperanza, corre el riesgo de morirse de hambre”. Esperanza, del latín ‘sperare’, esperar. En medio de la corrupción, la degradación moral y ética, la pobreza, el desempleo, encima nos piden esperar. ¿Que regresen después del disfrute? ¡No! Es decir, nos robaron todo, hasta la razón, pero eso sí, nos quieren dejar la fe intacta en ellos. Su justicia cómplice está más prostituida que nunca.

Nos robaron todo y en todos los ámbitos: en las carreteras, los negocios petroleros, las hidroeléctricas y las telefónicas. En las ambulancias, los hospitales móviles, la subasta inversa de medicamentos, en la construcción y equipamiento de hospitales, en el pago a clínicas privadas. En los chalecos, las placas, los psicosensométricos. En la compra de helicópteros, radares y patrulleros. En la alimentación y los uniformes para los presos. En la contratación de publicidad, en las sabatinas. En Yachay, en consultorías, en sobornos, en la valija diplomática, en pagos con fondos reservados a encuestas y comisionados, etc.…

“Somos leyenda”, dicen. Como médico, ver a mi madre de 83 años, sufrir con un infarto y que el hospital del IESS no tenga insumos para el cateterismo y que tenga que ser llevada urgente a una clínica particular donde la salvan, es para llorar de dolor, rabia e impotencia. Constatar que hay madres que apelan a la solidaridad o piden ayuda económica a programas de farándula para conseguir el dinero y viajar por su cuenta a operar a un hijo en Colombia o los EE.UU. evidencia que nos robaron todo, hasta la esperanza. Robar en salud es lo más perverso. Qué leyenda, estos pillastres son puro cuento. Basta.

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