Demasiada pana

Salvatore Foti

Muchos han de ser los que se acuerdan de la gran protesta popular que por el 2005 pedía a gran voz que se vayan todos. Esta fue la expresión de rechazo a la política y a los políticos que a la larga contribuyó a beneficiar a lo que hoy llamamos correísmo.

De momentos como aquellos las sociedades y sobre todo los gobernantes deberían aprender y corregir, sin embargo, el ‘homo politicus’ es una raza bien terca que suele tropezar más de una vez con la misma piedra.

La política ha sido devuelta a los ortodoxos quienes, con tranquilidad, eufemismo de pana diría yo, empiezan a analizar y ver cómo solucionar los problemas y crisis que hoy amenazan al país.

Corrupción, conflictos inter institucionales, crisis económica y de empleo que deberían ser enfrentados con determinación y proactividad, son contemplados para que todo siga igual y nada cambie. No se toman decisiones y nos ponen circo en la televisión.

El pueblo que votó ‘Sí’ a la consulta en cambio se esperaba medidas urgentes y al día siguiente de la misma consulta, por lo menos sobre los temas de impuestos y creación de trabajo, pero todo sigue igual; ni siquiera se quiso pedir la disponibilidad a los ministros para reformar y regenerar al actual gabinete; lo que también hubiese sido un síntoma de que hay voluntad de tomar un rumbo fácilmente identificable.

No vemos medidas impactantes y positivas para la sociedad, que en cambio clama mejoras inmediatas, pues esto se nos prometió. Se está sobreestimando el conocimiento ‘aristocrático e infalible’ de los que todo lo saben y pueden permitirse seguir hablando y se está desestimando, a la vez, la nueva conformación del sentimiento de desesperación e impotencia que empieza a brotar entre la población más vulnerable.

Muy pronto podríamos tener una ruptura dentro de la misma Asamblea y la pérdida de los supuestos equilibrios hasta aquí garantizados. La aparente tranquilidad que vivimos es muy frágil y el país podría precipitar más temprano que tarde hacia una grave crisis.

Urge una definición clara y franca de la política pública que el actual gobierno pretende empezar y además necesitamos que nuestros gobernantes empiecen a ensuciárselas. Seguir con esta pana solo reactivará sentimientos que podrían volver a alimentar a nuevas y viejas formas de populismo.