Revolución ética

Liber Andrade Salazar

Alianza País se rasgaba las vestiduras diciendo que no habrían vicios del capitalismo, ya que la Revolución Ciudadana los aniquilaría y así plantearon como eje, la Revolución Ética, indicando que la Patria necesita mujeres y hombres honestos, generosos, que luchen contra la codicia, el acaparamiento y los excesos para alcanzar una vida solidaria, equitativa, incluyente; que no se dejen colonizar nunca más por el egoísmo del capital, por las ambiciones desaforadas del individualismo del mercado; dejando atrás el pasado de despojo que excluyó y postergó a miles de personas.

Linda declaración que embriagó a ciudadanos pensando que la toma del poder y por supuesto del gobierno era suficiente con esta clase de apreciaciones. En la práctica nada cambió, el pasado sigue viviendo. En lo político persiste la demagogia, populismo, individualismo con puestito aquí y luego otro allá.

En lo económico la lógica del empresario-empleador: la propiedad privada; incluso legislaron creando las empresas públicas con desastrosos resultados. En lo social, igual la brecha pobres y ricos, incluso éstos acrecentaron con los que han estado de gobernantes ya que de chiros pasaron a ser prominentes empresarios, comerciantes, importadores o exportadores, salvo honrosas excepciones; y, en lo jurídico ni que hablar, leyes de uno dos o más artículos desencajados.

Realidad contrastada con la avalancha de actos de corrupción en la década perdida que, al menos el gobierno de turno no los justifica pero sí varios asambleístas y funcionarios identificados con el régimen anterior que hablan defender la Revolución Ética; posición descarada, ya que la mayoría de los ecuatorianos o al menos la mitad la visualizamos y debemos seguirla denunciando por ser obligación según el Art. 83.8 de la Ley Suprema.

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