Los tributos

Eduardo Naranjo Cruz

Las sociedades desarrolladas tienen un mejor modo de vida porque recaudan regularmente buenas cantidades de dinero a través de la tributación y que los ciudadanos las ven reflejadas en buena infraestructura y servicios. Aquí la gente que dispone de mayores recursos se opone a mayores tributos, justificados en el hecho de no ver resultados de los aportes y con la creencia flotante de una potencial corrupción.

Alemania cobra 20% de IVA y Francia 22%, sin embargo, en función del ingreso personal las cosas no son más caras de lo razonable. Tenemos grandes evasores a quienes nadie puede cobrarles porque disponen de los mejores litigadores bien pagados y los jueces no se animan contra esos poderosos por diferentes razones, una causa, pero otra es la falta de visión para crear tributos y demostrar que se están empleando de la mejor forma en beneficio colectivo.

La ventaja de los países del primer mundo es que tienen leyes y se aplican. En Washington un amigo paró en una amplia calle para comprar un disco, a la salida estaba el oficial para darle una citación de 50 dólares. Tenemos multas para los rápidos en autopistas, lo que es absurdo, pero en cambio no aplican a aquellos ‘espectaculares’ que parquean en doble fila, en calles estrechas y de alto tránsito, que creen que con prender las luces está resuelto el problema y el resto importa un bledo.

Es absurdo que una ciudad abarrotada de vehículos privados y públicos permita parquear a los dos lados en vías estrechas o en avenidas principales de alto tránsito, a esto suman los que parquean en curvas o esquinas, poniendo en riesgo a peatones y vehículos, por no caminar media cuadra y así ad infinitum. Con capacidad podrían recolectar mucho dinero de multas, mejorar el tránsito en la city y educar a los necios.