Ugo Stornaiolo
Los resultados de la consulta dejaron claro el pedido de 7 de cada 10 ecuatorianos que claman por un cambio de la actual situación del país, sumido en una anomia económica, política y social.
Ese cambio implica que el gobierno elimine los rezagos del correísmo más recalcitrante, que aún ocupan espacios importantes de decisión en el actual régimen, que propuso una ‘cirugía mayor’ contra la corrupción de diez años de la ‘década perdida’.
En materia económica todo indica que nada se va a mover. Sigue la política de endeudamiento agresivo iniciado en tiempos de RC y acentuada -según los economistas ortodoxos- en este gobierno. Más de lo mismo, con los mismos funcionarios del período anterior.
La política exterior, de tumbo en tumbo: sigue en la embajada del Ecuador en Londres Julian Assange y es una acción inamistosa con Londres.
Se habla de triunfos diplomáticos como el de la CIDH, cuando lo que ocurrió es que este organismo y luego la OEA resolvieron todo antes del viaje de la nutrida delegación a Costa Rica. La postura frente a Venezuela y a Maduro no es coherente y cada día llegan miles de venezolanos huyendo del hambre.
Se celebró como victoria la aprobación del Sistema General de Preferencias (SGP) adoptado por el Congreso de EE. UU., cuando no lo ratifican ni el senado ni Trump.
Las preferencias se extinguieron en diciembre de 2017, pero el gobierno entonces estaba ocupado en otras cosas (echar mano de los $ 300 millones para los damnificados manabitas en pagos urgentes).
¿Por qué siguen en el gobierno personajes del correísmo como René Ramírez, Rossana Alvarado o María Fernanda Espinoza? ¿Qué se sabe de Rommy Vallejo de la SENAIN -que debió ser cancelado tras el atentado de San Lorenzo-?
Yachay es otro lastre de este gobierno con el despilfarro que se hizo en este remedo de ‘Sillicon Valley’. ¿Cómo era posible que sigan en el gobierno los alfiles de comunicación de los hermanos Alvarado? En estas condiciones es difícil planificar y atraer inversión o generar proyectos.
Este país sigue anclado en la confrontación de los dos bandos de AP, sin beneficio para nadie.