Algo huele mal

Ugo Stornaiolo

Un coche bomba estalló el sábado 27 de enero frente al cuartel policial de San Lorenzo (Esmeraldas), con 28 heridos, 95% de afectación del regimiento y 37 viviendas cercanas con problemas. Parecía noticia de los años 80 en Colombia, cuando los carteles del narcotráfico aterrorizaban ese país.

Es el primer atentado en el país. Casi simultáneamente, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) reivindicaba tres ataques con bombas cerca de puestos policiales en Barranquilla y Santa Rosa (Colombia) con siete policías muertos y muchos heridos.

En Colombia quedó suspendido el diálogo de paz con el grupo narco guerrillero. Del atentando ecuatoriano, por la Fiscalía colombiana, se sabe que el autor fue Walter Patricio Artízala Vernaza, alias ‘Guacho’, ecuatoriano disidente de las FARC, contrario al acuerdo de paz con el gobierno de Santos.

Unas 200 libras de amatol artesanal en una camioneta estallaron en San Lorenzo, con una onda expansiva que afectó varios kilómetros a la redonda. La hipótesis policial fue de venganza por decomisos de la policía ecuatoriana de casi una tonelada de droga y la detención de siete personas pocos días antes.

La frontera norte, desde San Lorenzo hasta Nueva Loja, es paso permeable de personas y mercancías. Los narcotraficantes aprovechan que no hay radares ni vigilancia para cometer ilícitos, desde 2009, cuando terminó el convenio por la Base de Manta, operada por la milicia estadounidense. No está claro qué hizo la Senain para prevenir lo sucedido.

Desde entonces, los carteles mexicanos (Sinaloa o del Norte) y células-rezago de carteles colombianos operan allí. El Ecuador no solo es país de paso, sino de procesamiento y distribución de drogas.

Esmeraldas y Manabí son lugares predilectos para los narcotraficantes pero, también, zona de combate por controlar ese territorio. “Urge una acción regional”, según el experto Fernando Carrión.

Rafael Correa dijo irónicamente, en 2008, que “Ecuador limitaba al norte con las FARC”. Pero, desde entonces, poco hizo su gobierno para defender la soberanía en esa tierra de nadie y dijo que el problema no era ecuatoriano. Algo huele mal.

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