La Peluquería

Por: Miguel Ángel Rengifo Robayo

En la iniciativa y persistencia por el “nuevo periodismo” en la década inicial del nuevo siglo se apostó por el criterio de la escuela de la Teoría Crítica, desde una aproximación más sensata y real, el periodismo de a pie, la comunicación alternativa; esa reflexión germinó en la idea de recuperar viejas prácticas de la comunicación ,aunque excesivamente vanguardistas o románticas, como la crónica de largo aliento, el periodismo de investigación y la cualidad expresiva de la conversación o el diálogo ameno, así nació el proyecto de La Peluquería a través de la televisión local y muy preferentemente la del cable operador.

En un concepto de reivindicación el hecho de hacer comunicación humanista, se planteó lo aprendido en la Facultad dos premisas: de que “no se puede amar aquello que no se conoce” y el de “comunicar para la vida” así fue que nació el programa de coyuntura y entrevistas “La Peluquería” para, desde su espacio, cubrir una necesidad de humanizar el derecho a una comunicación sin prejuicios.

Recordadas desde mi infancia y familiaridad por ciertos instrumentos que mi padre posee hasta hoy, el espacio de la escuela o el colegio para quienes tuvimos esa fortuna de transitar la vida educativa primaria y secundaria en planteles fiscales; las tradicionales peluquerías olorosas a colonia y brillantina, con paredes cubiertas de espejos y el piso de pelo de toda calaña; cómo olvidar esos sillones giratorios y la correa de cuero en la que el barbero asentaba la navaja antes de afeitar, o las banquetas ubicadas en el portal para que los clientes y vecinos leyeran diarios, revistas o conversaran.

Retomamos ese proyecto luego de un prolongado tiempo sabático, la expectativa es merecedora y el contingente de quienes apuestan por una alternativa de una comunicación más humana.