Factura amarga…

Por: Alfonso Espín Mosquera

Gabriela Rivadeneira, hondamente dolida, declaró que han perdido el nombre, los colores, los edificios del movimiento político, pero que se han quedado con las bases, aunque no sabemos con cuáles y por qué tiempo, porque cuando llegó Correa a Machala, por ejemplo, le dijeron de todo. Había carteles en los que se leía: “Fuera enemigo de los orenses”.

Rivadeneira, otrora “la dura de la Asamblea” se olvidó decir que también han perdido el norte inicial de lo que fue su agrupación, que han confundido la lealtad hacia sus compinches corruptos con la honestidad y compromiso frente al pueblo y que les cuesta aceptar que después de tantos años de prepotencia, de hacer de la ley tabla rasa, de manejar a su antojo las instituciones del país, de endeudarse inmisericordemente, de demandar, encarcelar, perseguir al que les dio la gana, se han quedado íngrimos y en la inopia política.

Martín Pallares, hace medio año ya, mencionaba que cada día aparecen más y nuevas evidencias de la forma en que Correa manejó la justicia y cómo hizo de ella una herramienta política. Cuando hablaba de supuestos correos filtrados al respecto, decía que si se llega a probar su autenticidad, será la prueba más contundente que se tenga sobre cómo operaba el sistema creado por Correa para manejar a los jueces que, además, fueron seleccionados con criterio político como se ve en los mismos correos.

Sobre estos correos y circunstancias, Jalkh se presentó ante la Comisión de Justicia de la Asamblea, en la que fue favorecido por el blindaje de los incondicionales y todo quedó en silencio, como fue protegido también el exministro Espinosa u otros funcionarios que terminaban sus funciones aun premiados con cargos diplomáticos.

Las rivalidades entre los compadres, los ñaños de ayer, los que se burlaban votando en mayoría a su antojo en la Asamblea, los que se han repartido cargos e instituciones, varios de ellos, ahora nuevos ricos, está eclosionando; se están evidenciando los daños y detrás de las reyertas, está llegando la primera factura a sus actuaciones, porque la verdadera será la que imponga la justicia y la fundamental, el rechazo popular.

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