Sobre los simulacros

FAUSTO MERINO MANCHENO

Muy bien que se concientice de modo periódico y de manera permanente a los pobladores de las provincias de Esmeraldas y Manabí sobre las posibilidades de un terremoto originador de un tsunami y de la manera de afrontar tal ocurrencia. En Esmeraldas, hay dos reportes de tsunamis que ocasionaron destrozos en vidas humanas y bienes materiales, en los años 1906 y 1958, siendo más notable el de 1906 que asoló especialmente el norte esmeraldeño y el sur colombiano. En ese entonces, a pesar de la escasa población que habitaba las costas del Pacífico, sin embargo, cuenta la historia que se produjeron más de 1.500 víctimas mortales. En el caso de presentarse en la actualidad un terremoto y tsunami de parecidas características y de no tomarse las debidas precauciones, podríamos afrontar una catástrofe.

Los sectores de asentamientos urbanos, pequeñas poblaciones costeras y ciudades grandes ubicadas en las playas, serían las perjudicadas. Hay sitios donde, si se produjera un aviso oportuno, se podría desviar la población hacia sitios altos de terreno donde protegerse, pero hay otros que no poseen esta particularidad o está demasiado alejada. Los terremotos que se han sucedido en las costas ecuatorianas han sido relativamente cercanos a la playa (40 a 60 Km) dejando poco tiempo (entre 12 y 20 minutos para que la primera ola del tsunami llegue a las playas. Para los casos donde no hay lugares geográficos cercanos donde guarecerse con la prontitud que se requiere, es obligación de la Secretaría de Gestión de Riesgos el construir torres elevadas donde con rapidez los vecinos puedan alojarse con la debida prontitud.

Estas construcciones ya son comunes en países de alto riesgo sísmico originadores de tsunamis, tales como Japón y Chile. Un pequeño presupuesto del gran saldo no invertido de la obra de reconstrucción estaría muy bien utilizado. Con excepción de Quinindé, todos los cantones de Esmeraldas tienen playas y sitios bajos propensos a esta posibilidad y sus alcaldes y el Gobernador de la provincia deben “ponerse las pilas” para reclamar este derecho de preservación de vidas humanas. No son de mucha confianza los avisos de sirenas o internet. Los ciudadanos precavidos deben protegerse de inmediato apenas suceda un sismo de regular o acentuada proporción.

[email protected]