Piezas fundadoras de la literatura se reúnen en una exposición

Conjunto. Una serie de obras que forman parte de la exposición. (EFE)
Conjunto. Una serie de obras que forman parte de la exposición. (EFE)

Un conjunto de piezas fundadoras de escritura y literatura universal juntas en una exposición.

Redacción ISABEL SACO

EFE

La primera Biblia políglota de la Historia fue concebida e impresa en Alcalá de Henares (España) y un ejemplar rarísimo de su primera edición (1517) se conserva en la Fundación Martin Bodmer, donde se expone entre un centenar de piezas fundadoras de la escritura y de la literatura universal.

Presentada simultáneamente en hebreo, griego, latín y caldeo, esa biblia fue el único texto autorizado para la fe católica en el Concilio de Trento (1546) y a su lado se expone una traducción del Corán al latín encargada por Pedro el Venerable (Francia) en el siglo X con el fin único de combatir el Islam.

Piezas que representan los orígenes de la escritura, las primeras ediciones de los textos sagrados y de los clásicos de la literatura universal, junto con historietas de diversos orígenes y mundialmente conocidas, trazan las ‘Rutas de la Traducción’, título elegido por la Fundación Bodmer para la exposición que presenta en Ginebra.

Criterio
“La traducción es el puente que hace pasar los textos de la cultura en la que nacieron a otra y los libros que presentamos han atravesado distintas épocas e idiomas hasta llegar a nosotros”, explicó el vicedirector de la Fundación y cocurador de la exposición, Nicolás Ducimetière.

Aprovechando la riqueza de la Colección Bodmer, sus organizadores optaron por repasar más de 2.500 años de historia de la escritura y para ello presenta desde textos literarios del antiguo Egipto hasta la novela ‘Heidi’ (Suiza) -en una de sus 500 ediciones en japonés- o las aventuras de ‘Tintin’ (Bélgica), traducidas a 200 lenguas.

A falta de espacio se ha escogido entre las biblias en 112 lenguas con las que cuenta la Fundación algunos de los ejemplares más sugestivos, como la biblia en cheroqui (EEUU) o el evangelio de San Mateo en bugi (isla de Célebes, Indonesia) y en susu.

Esta última lengua, hablada actualmente por 4 millones de personas en Sierra Leona y Guinea, fue la primera del universo de lenguas de África subsahariana en que se tradujo una parte de la biblia en 1816.

Reliquia. Una traducción del emblemático ‘Hamlet’. (EFE)
Reliquia. Una traducción del emblemático ‘Hamlet’. (EFE)

Otros tesoros
La primera traducción completa de la biblia en chino (1815) y en ruso antiguo (1580) también figuran en la exposición que se presenta hasta el próximo 25 de marzo.

A medida que el visitante la recorre se afianza la impresión de que la traducción se convirtió en la pasarela de la historia de la Humanidad que unió pueblos y culturas, en contraposición a la Torre de Babel, donde, según el relato bíblico, sus constructores empezaron a hablar distintos idiomas por una maldición de Dios.

La Fundación Bodmer pone en evidencia la riqueza de la diversidad lingüística frente a la pretensión de una “lengua unificadora”, como podría ser considerada hoy en día el inglés, así como de las rutas que ha seguido la traducción, que son a la vez aquellas del poder y de la cultura.

Lengua
Ducimetière relató cómo frente a la amenaza del reduccionismo lingüístico se han reforzado en el último medio siglo las lenguas regionales, no sólo a través de su enseñanza en el sistema escolar, sino también a través de esfuerzos de traducción y editoriales.

“Podemos entender esto como un reflejo de aspiraciones nacionales y regionalistas de recuperar un patrimonio y afrontar modelos únicos. Con cada lengua que se apaga hay toda una cultura que muere”, afirmó el especialista en la historia del libro.

Así destaca en la exposición una traducción de Hamlet de William Shakespeare al catalán de 1910, 138 años después de que esta obra se vertiera al español en una traducción que de hecho partió del francés y no del inglés.

“El catalán tuvo la voluntad de entrar en el corazón de los grandes textos de la Humanidad, que son una especie de certificado de nobleza”, comentó Ducimetière.

La filósofa y filóloga francesa Barbara Cassin, una de las comisarias de la exposición, entiende la propuesta de la Fundación como una defensa de la pluralidad de lenguas como transmisoras de culturas, frente a una lengua de comunicación pura (el inglés), “que se puede mantener, pero sin hacer desaparecer el resto”.