Museo Nacional vs MAAC

Pablo Escandón Montenegro

Involucrarse en los procesos culturales no es solo asistir a una obra, a una exposición, sino cuidar del espacio, asumirlo. La apropiación del patrimonio y de los inmuebles, así como de los objetos que configuran una muestra.

Una colección y un museo son de vital importancia cuando el contenedor físico puede estar en una o en otra ciudad, pero virtualizado en un espacio único: una web potente, mutable, ágil y cercana a los usuarios.

¿Guayasamín es solo de la Fundación que lleva su nombre y sus sucesores? ¿Rendón Seminario es solo de Guayaquil? ¿El amorfino solo lo pueden hacer los montubios? ¿Las coplas son solo para carnaval? La ciudadanía va más allá de lo espacial, es una identidad.

Apropiarse de un objeto patrimonial no tiene que ver solo con su custodia, sino con su difusión, socialización, pedagogía y circulación que se hace de él. Concebir un museo lleno de obras, pero cerrado al público, es volver al gabinete de curiosidades y a la colección privada del potentado.

En la Sociedad Red hay que crear espacios de flujos para que el contenido se mueva entre nodos y comunidades, virtualizar los objetos, descentralizarlos y difundirlos entre todas las redes, con contenidos adecuados, innovadores y para cada grupo de usuarios.

Pensar en un solo contenedor cultural es crear una buena sede web que muestre la obra completa de nuestra identidad, una actividad gigante como elaborar una enciclopedia sobre el arte ecuatoriano, que sería interesante y útil.

La pugna por el traslado de obras del MAAC a Quito y las declaraciones de la exfuncionaria nos indican cómo se trata la identidad nacional y la apropiación cultural: desde un edificio cercado a la generación de redes y nexos de colaboración. Una traba más al proceso de reconstrucción del Museo Nacional.

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