Talento in-humano

Pablo Izquierdo Pinos

El mundo del trabajo ya cambió y algunos fenómenos que hasta hace poco eran la excepción siguen siendo la regla en Ecuador. Legado de la revolución: Las direcciones de Talento Humano están plagadas de “magísteres” uniformes y dictatoriales insertados en estructuras jerarquizadas cuyo lema burocrático es imponer,“orden, miedo y disciplina”. Lejos el desarrollo del ser humano y la nueva Gestión de Personas.

El director de Talento Humano de una institución pública es un ‘Atila’ contemporáneo y cual “dueño de vidas y haciendas” deambula de institución en institución haciendo lo mismo: llega a sacar “malos” servidores” a diestra y siniestra y a poner “inmaculados” recomendados. A dar nombramientos a parientes y ubicar estratégicamente a familiares y amigos de los jefes de turno. Nadie los controla. El Ministerio de Trabajo, es otra cosa, ahora en campaña por el ‘Sí’, fortaleciendo el partido y repartiendo cuotas de poder.

Tenemos instituciones anacrónicas emblemáticas en estos quehaceres y donde el acoso laboral es la norma: sumarios administrativos ilegales, cambios de horarios de trabajo, palanqueos de puestos, cambios administrativos a la fuerza. Mal trato a discapacitados y embarazadas. Tiempo libre: a llenar matrices y formularios obsoletos. La supresión de funciones, el uso de la “congeladora” para despechar, las evaluaciones anuales: todas sutiles formas de venganza. La salud física y mental del servidor indefenso: un sueño.

Fin de semana: ferias, caminatas, campañas, asambleas proselitistas. Lunes, cambio de guardia en Carondelet: “La asistencia no es obligatoria, pero se tomará lista”. Así, la presencia de miles de desganados empleados “con banderita” es apabullante. Hay que impresionar al mandatario. Desde el balcón: “Esto es voluntario, presidente, son tan generosos en apoyarme que pidieron cargo a vacaciones”

En el discurso se habla de bienestar, capacitación, prevención de riesgo, comités de seguridad, pero en la práctica se aplican las estrategias más canallas en contra del servidor público. Vivimos bajo una cultura en la que el ser humano es un simple “recurso”, ya no es el elemento diferenciador, sino una pieza cualquiera que puede usarse y reemplazarse. Esto explica por qué no innovamos, sino que simplemente empleamos.

[email protected]