Periodismo: límites vs. agresiones

Mariana Velasco

Probablemente una de las profesiones más difíciles de ejercer es la actividad del periodismo. Basta sumar las constantes agresiones directas e indirectas a las que estamos sujetas cuando realizamos nuestro trabajo.

¿Razones? Índices de violencia y clima de impunidad, por un lado, y falta de conocimiento de los límites de la libertad de expresión, por otro. Debemos conocer de la importancia y la necesidad de entender e integrar el andamiaje normativo que protege la profesión, pero que también la limita en función de la protección de los derechos de terceros. Así, se ejerce un trabajo responsable, claro, pero sobre todo consciente de los instrumentos de protección.

La situación se agrava cuando quienes demandan de un impoluto ejercicio, de alguna forma están aliados a los poderes de turno como los mayoristas de la publicidad y juegan a servirnos lo conveniente a sus intereses. También hay de los que aspiran obtener estatus y bonanza a través de los afincados resortes de la partidocracia.

El periodismo siempre será incómodo a los poderes, pero en muchos casos no han sido necesariamente los gobiernos o los funcionarios de alto nivel los autores de esas amenazas sino bandas delincuenciales, agentes policiales, o troles en redes sociales financiados y alentados por uno que otro político. Sobran las tentaciones de presionar y atacar a los medios y a los periodistas. Los hechos demuestran a diario.

La Fundación Democracia, Transparencia y Justicia , con el apoyo del Gran Ducado de Luxemburgo, promueve un proyecto de ley “para la protección de periodistas y defensores de derechos humanos”. De ser aprobado permitiría solicitar medidas de protección ante riesgos relacionados con la profesión, algo que viene en crecimiento.

[email protected]