Quememos el año viejo

Rocío Silva

La fiesta del Año Viejo, ya no tiene las mismas características de décadas pasadas, ya no se construyen monigotes con ropa vieja, aserrín o papel, un poco antes de medianoche, se leía el “testamento”, el año moribundo entre quejas y lamentos, legaba a sus herederos, bienes, cualidades, defectos y penas, que al ser leídas ante el público, eran motivo de risas y alegría. Recuerdo que en el barrio donde crecí, los jóvenes y adultos cuidaban mucho su accionar, por miedo a ser evidenciados antes de la quema del año viejo.

Todavía la imagen de algún muñeco maltrecho, sentado en una silla en la parte externa de la casa, con una botella de alcohol amarrado al brazo, mientras niños y niñas, en sombreros recogen dinero para “quemar al viejito”, nos remonta a los tiempos, en los cuales, no había sugerencia de prohibición para la ridiculización de políticos. Fue en el 2012 en que el CNE planteó la prohibición de temas políticos con el fin de no llegar al proselitismo.

La fiesta familiar era el preludio a la fiesta del barrio. Los monigotes eran construidos por los jóvenes en jorga, se pedían con semanas de anticipación la colaboración económica, no faltaba un patio y las herramientas del papá enfadado, para dar rienda suelta a la creatividad. Habían concursos de monigotes, -es imposible olvidar, aquella ocasión en que un político ambateño emepedista, en su condición de jurado, vio con estupor a un monigote que lo caricaturizaba puesto sus mismas botas, la explicación era que las botas en mención, habían sido mandadas a reparar donde el zapatero, abuelo de uno de los muchachos hacedores del año viejo, y pensó que al ponerlas momentáneamente en el muñeco darían realce y se evitarían hacerlas en cartón; solo que no se imaginó que el jurado sería el político caricaturizado.

Parece que este fin de año, volvemos a tener la capacidad de reírnos de los políticos, hay muchos monigotes con sus imágenes, ¡qué importancia tiene!, si ellos con tanta corrupción ya se rieron de nosotros y hasta nos quemaron con la crisis económica.