Rastros 2017

MIGUEL ÁNGEL RENGIFO ROBAYO

O lo amas o lo detestas, parece que las neutralidades no existen –ni por consideración- en quienes hemos seguido de cerca la pasión por ciertas constancias y que se identifican como cinéfilos o bibliófilos el año que termina inevitablemente nos ha traído títulos y secuelas que van más allá de la novelería o el fanatismo, porque si es cierto no pasan de esa resonancia alharaquienta de creer que se aporta cuando es mejor abstenerse de comentario alguno.

Asistí con mucho entusiasmo a la sala de cine al estreno de Star Wars VIII, con la conciencia de que había transcurrido un año y al culmen de este podríamos volver a la nostalgia de la infancia; decepcionante no me convencí del todo, no entraré en detalles específicos pero podría decir que me dio por revisar una a una las películas dirigidas por George Lucas del Regreso del Jedi y el Imperio Contraataca, que si bien no son el orden en el que aparecieron son para mi la secuencia personal.

El pronóstico: las películas y los libros que en este 2017 he revisado y fuera de mi obligación burocrática me ha permitido desvelarme entre las horas familiares e íntimas para revisar de entre algunos títulos: Los dominios del Conde Mosca, de Marcelo Recalde, El silencio de los libros, Ese vicio todavía impune de George Steiner y Michel Crépu que me han robado el interés prolongado de semanas con sus horas, cada párrafo y palmo combinados con la creación y porque no decirlo la recomendación para quienes siguen de cerca esta columna editorial y de opinión y que a lo mejor en este azar así lo hagan.

«Tenemos tendencia a olvidar que los libros (…) pueden ser borrados o destruidos. Tienen su historia (…), una historia cuyos comienzos mismos contienen en germen la posibilidad (…) de un fin.»

George Steiner subraya así la permanencia –siempre amenazada– y la fragilidad del libro, ha eso se reduce el vértigo de los días y la primera acepción sobre la película del Último de los Jedai, es que nuestra época lo está olvidando; nunca han estado tan silenciosos los verdaderos libros y ahora se suma el hecho de que extrañamos las películas de antes, o que lo hagan como antes.