Si le tocara trabajar en una oficina, no estaría a gusto. Su sueño es permanecer por mucho tiempo en la cancha.
Redacción GUAYAQUIL
Una lesión dejó al tenista Emilio Gómez por cuatro meses inactivo. Eso lo ayudó, dice, a mejorar como persona y a madurar profesionalmente.
En estos días viajará a Estados Unidos para disputar torneos en Los Ángeles, Arizona y Florida con los que marcará el inicio del 2018. No le importa que le digan que es malo jugando tenis y tampoco piensa retirarse de esta profesión que aprendió de su padre Andrés, campeón de Roland Garros.
¿Cuáles son las cosas positivas y negativas de este año?
Creo que fue regresar con mi equipo de trabajo de hace dos años. Son personas muy buenas que me ayudan a mejor en el tenis. De ahí lo malo fue la lesión en abril de este año, que me mantuvo marginado de las canchas. Después de aquello tuve que empezar despacio, no podía apurarme porque podía volver a caer.
¿En qué mes empezó a competir?
Fue en junio. Estuve por Estados Unidos y República Dominicana. Eso marcó una confianza muy positiva, algo que necesitaba para volverme a sentir ganador.
¿Cómo trabajó la parte sicológica?
Pasaban los días y no veía mejora alguna. Era más grave de lo que parecía. Entonces, tomé la decisión de regresar de Miami a Guayaquil. Tuve el apoyo de mis padres, abuelos y amigos. Me hizo reflexionar mucho en las cosas que tenía que cambiar en cuanto a mi preparación. Estoy evitando todas las cosas que me causen estrés, porque eso me afectó mucho el tema muscular.
¿Cómo está ahora el tema de su ranking?
Había empezado como en el puesto 271 y ahora estoy como en el 500. La lesión me ayudó a mejorar como persona y tomo esto como una enseñanza de vida. Me duele, pero no me incomoda, lo asimilé.
¿Cómo se ve Emilio en unos cinco años?
Personas muy cercanas me dicen: ‘¿y tú hasta cuando estarás en ese puesto del ranking o hasta cuando jugarás tenis?’ Si me tengo que meter en una oficina o en otro lugar no voy a estar a gusto. No tengo por qué no intentar seguir mis sueños o cumplir mis metas por lo que piense la gente, así sea cercana. Esto es algo que he hecho toda mi vida y lo haré así sea hasta los 36 (años). Yo no juego por plata. Mi sueño son las canchas, los Grand Slams.
¿Pesa el apellido de su padre Andrés?
No lo veo de esa forma. No tengo que esconderlo y vivo eso día a día. No influye y tampoco me molesta que me digan eres malísimo. Mi padre tiene lo suyo y yo lo mío.
¿Cómo ve al equipo Copa Davis?
Se ha mantenido en el Grupo uno por años. Hemos estado cerca de regresar al repechaje, no es fácil. Hay equipos duros en Sudamérica, pero estoy consciente que entregamos el máximo. (SJMS)