¿Presidenta? No queda una

Mariana Velasco

América Latina se queda sin presidentas. No faltan voces que alertan que podría desandarse parte del camino recorrido para empoderar a las mujeres. Hace más de una década, cuando Michelle Bachelet, asumió su primer mandato en América Latina parecía cambiar la historia de dominio masculino absoluto en los cargos más altos de poder.

En 2007, Cristina Fernández de Kirchner cantó victoria en las presidenciales de Argentina y en 2010 la tendencia se afianzó con la elección de Dilma Rousseff en Brasil y de Laura Chinchilla en Costa Rica. Ya en 1974, en la región, Isabel Martínez fue la primera en llegar al cargo de presidenta.

Las estadísticas muestran que la incorporación de mujeres a cargos de gobierno en Latinoamérica dista de ser un fenómeno parejo y sostenido. Pero también hay voces que cuestionan si las presidentas latinoamericanas hicieron todo lo que podían para reducir la desigualdad entre mujeres y hombres en sus países.

Ocho países del subcontinente han registrado una reducción de la cantidad de ministras respecto a sus períodos presidenciales previos, según cifras del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, mientras la última encuesta regional de Latinobarómetro mostró un aumento importante del porcentaje de latinoamericanos que opina que el conflicto entre hombres y mujeres es fuerte o muy fuerte: pasó de 51% en 2008 a 66% en 2017.

En un futuro cercano debemos encontrar respuestas a que las mujeres abandonen la política porque no les gusta el rumbo que esta toma, o por la forma cómo se establecen las diferencias sexistas además de la percepción a hombres y mujeres en posición de liderazgo, al evaluar si son duros o débiles.

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