¿Todavía sirve la Unasur?

Ugo Stornaiolo

La integración latinoamericana, con el ‘socialismo del siglo XXI’, avanzaba. Los petrodólares de Chávez, el impulso de Brasil (con Lula) y Argentina (con los Kirchner), más el apoyo de Ecuador y Bolivia (con Correa y Evo Morales) y la mirada de Fidel Castro posibilitaban el sueño de una organización sin injerencias del “imperio estadounidense”.

Unasur, creada en mayo de 2008, tuvo a Quito como sede de la Secretaría y Cochabamba (Bolivia) del Parlamento. Una prioridad del régimen de RC fue consolidar organismos regionales y construyó -por $43,5 millones- un edificio que no se usa la mayor parte del año y no hay secretario general desde enero de 2017, tras la salida del cuestionado expresidente colombiano, Ernesto Samper.

Con la llegada de gobiernos liberales a la región, con Macri y Piñera a la cabeza, los vientos cambian. El mandatario argentino ha insinuado la salida de Argentina de la organización. Políticos de muchos países de la región, no ven futuro a Unasur, pues los restos de la “alianza bolivariana castro-chavista” (ALBA) bloquean su funcionamiento, porque temen que el organismo se vuelva en su contra en temas puntuales, como la crisis venezolana.

Esos países -Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia- se opusieron a la candidatura de José Octavio Bordón a la secretaría general. Argentina, proponía, además, proyectos empresariales, resistidos por la ALBA. El momento político de la organización se agota. De acuerdo con expertos, este fue un año perdido.

Los reparos a Bordón eran porque no había sido ex canciller o expresidente. No hubo consenso. El ALBA propuso como opción a Lula, rechazado por otros países por su implicación en corrupción y probable prisión. Quedan un edificio y una estatua (del expresidente Kirchner), que son monumentos al despilfarro. La cuenta regresiva para el final de UNASUR ha empezado.

Extraño que, justo ahora, RC recurra a la OEA para denunciar a su sucesor por una supuesta ruptura del orden constitucional. ¿No decía que la OEA no servía? Preocupa la tibia respuesta ecuatoriana. El correísmo aún mueve los hilos en la diplomacia nacional.

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