Dólar cobarde

Patricio Durán

Ecuador adoptó oficialmente el dólar como moneda de curso legal en el 2000, luego de que el país sufriera una gran crisis económica e inflacionaria a finales de la década de los 90. Emprendió una serie de reformas económicas en 1994, las autoridades consideraron que una política de liberalización del mercado financiero y tasas de intereses no reguladas sería la mejor opción para atraer capitales y mejorar la economía del país.

En el gobierno de Jamil Mahuad se inició dicha dolarización, en 1999. Una de las grandes polémicas respecto de la dolarización no sólo fue la pérdida de soberanía monetaria, sino el tipo de cambio bajo al que se la adoptó, a 25.000 sucres el dólar, beneficiando a sectores de influencia política y económica que ya estaban avisados de la futura dolarización y se anticiparon a las medidas comprando dólares, mientras al resto de la población se los animó a confiar en la moneda nacional, a través de propaganda gubernamental, en que si cambiaban a sucres sus dólares o que si invertían en sucres mejorarían la economía.

Los seres humanos somos sujetos paradójicos. Nos comportamos en forma distinta con los riesgos negativos y con los positivos. La perspectiva de ganar algo hace que seamos osados. La posibilidad de perder algo modifica nuestra evaluación, y maximizamos la pérdida, volviéndonos pusilánimes. De allí viene la frase «no hay nada más cobarde que un dólar».

También en el Ecuador el ambiente de inversión no es atractivo, hay un discurso anti empresarial constante por parte del Gobierno, no toma en cuenta sus propuestas. Mientras no haya seguridad jurídica, mientras no se respeten las reglas del juego, si no hay estímulos tributarios, estabilidad empresarial, el dólar de los inversionistas extranjeros seguirá siendo cobarde, pues ellos no ven nacionalidad sino seguridad.