¿Por qué y a qué vino?

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Sin duda alguna, causó cuestionamientos su anunciada visita pero por qué no recibió vítores por la puerta principal del aeropuerto de Quito y su salida no fue apoteósica como a lo mejor pensó que sería, qué pronto cambia el rumbo de la vida. No hagas mal para esperar bien, todo se paga en esta vida antes de que ocurra el viaje definitivo, la muerte, purgando en parte las penas y atrocidades cometidas. Cuántos miles de personas recordarán los ultrajes y locuras recibidos con gestos y ademanes, expresiones inmisericordes y órdenes mal fundadas para que la justicia no floreciera con decencia en nuestro país.

Personajes como Nerón y Hitler nos recuerdan el cáncer expresivo del alma con las actitudes de saña, enfermedad maquiavélica y alevosía perpetradas ante los mortales. La Biblia nos da profundas enseñanzas con la vida de Job quien sufrió en silencio para recibir la recompensa luego de la prueba del suplicio y sufrimiento, así nos toca experimentar ahora con la soledad y el olvido demostrado y la traición de algunos de sus adláteres. El mal hermano ecuatoriano se convirtió en el Caín ecuatoriano ante tanta farsa, odio, dejar sin el pan a muchos semejantes y mal procedimiento en la jerarquización del mando.

Las calles de nuestra ciudad de Esmeraldas no lo vieron esta vez, se refugió fuera del perímetro urbano, ya no hubo pago de $ 20 dólares ni la obligatoriedad a los empleados públicos para que concurriesen obligados a ver al amo de los borregos del siglo XXI a fin de evitar retaliaciones a los necesitados que no concurrieran. ¿Será que hubo miedo por el cargo de conciencia ante tanto dolor causado a los trabajadores despedidos, a la usurpación de las liquidaciones a los servidores privados como se fustigó en la década pisoteada?

¿Será que ya no quiso llegar a hogares modestos como se llenaba la boca para dizqué hacer creer que era humilde, pobre, con artimañas para un voto? ¿Pensaría que los esmeraldeños hemos olvidado las ofensas recibidas en nuestro floreciente suelo de Las Golondrinas, La Concordia y la pretensión con La Sexta? ¿Será que creyó en la falsía de que aquí “no ha pasado nada”, que el terremoto no dejó secuelas y que los obreros y empleados de la refinería están todos bien? Los adoloridos comen bien, ganan bien, visten bien, viven bien y todo bien gracias, por ello duelen las palabras sentidas y en defensa del pueblo ecuatoriano. ¿Sabe usted amable lector de quién hago referencia? Adivínelo por favor.