Los empresarios

Parafraseando al escritor estadounidense Ambrose Bierce quien decía: “Una mujer sería encantadora si uno pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos”; seguramente el presidente Lenin Moreno pensará: “Los empresarios serían maravillosos si uno pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos”, al recibir los comentarios cáusticos del sector empresarial a su Proyecto de Ley Orgánica para Impulsar la Reactivación Económica del Ecuador.

Los empresarios ahora sí critican las medidas y proyectos del presidente Lenin Moreno, cuando en el Gobierno del ex presidente Rafael Correa hicieron mutis por el foro; algunos guardaron un silencio cómplice, pues se beneficiaron de las medidas tomadas en el anterior régimen. También se debe tomar en cuenta que el gobierno autoritario de Correa no permitía críticas de ninguna clase, peor aún exigencias como ahora hacen los empresario.

Hay que reconocer que las negociaciones del proyecto de marras del Ejecutivo resultaron muy sinuosas: invitaciones amables al diálogo con los empresarios, ofrecer cambios –yo te ofrezco, busca quien te dé-, en fin, “socializar” el proyecto y no tomar en cuenta las sugerencias y comentarios de los empresarios.

Lenin Moreno se encuentra frente a una disyuntiva con el sector empresarial: convertirlos en sus aliados, pero sin caer en sus excesivos requerimientos que amortigüe su política económica, o ratificar el criterio que tienen algunos empresarios de que, al parecer, el Gobierno los considera sus enemigos porque sacan los dólares de la economía ecuatoriana y ponen en rojo la balanza comercial.

Al parecer, Moreno tenía planificado -luego de la consulta popular- tomar el timón del “Titanic” que significa el manejo de la economía ecuatoriana. Ahora debe “sincerar” la economía para evitar que se vaya a pique su Plan de Gobierno.