La elaboración de charangos es la pasión de una familia en Otavalo

Artesano. En su pequeño taller, Rafael Saltos trabaja en la terminación de un charango.
Artesano. En su pequeño taller, Rafael Saltos trabaja en la terminación de un charango.

Desde hace más de 25 años, los Saltos se dedican a esta actividad como una forma de emprendimiento.

Redacción Otavalo
LA HORA

En un pequeño taller que se encuentra ubicado a pocas cuadras de la plaza de Ponchos, en el cantón Otavalo (Imbabura), vive la familia Saltos.

Ellos desde hace varios años se dedican a la fabricación de charangos, como una forma de un emprendimiento que les ha servido para salir adelante con los gastos del hogar.

El trabajo se lo hace bajo pedido al por mayor y menor. En este lugar se puede encontrar dos tipos de este instrumento: el comercial y el profesional.

Música. En una de sus bodegas se encuentran varios instrumentos de cuerda.
Música. En una de sus bodegas se encuentran varios instrumentos de cuerda.

Rafael Saltos, quien es el maestro constructor de estos artefactos musicales, cuenta que desde los 15 años aprendió este arte cuando por su situación económica tuvo que laborar como operario en un taller donde se fabricaban estos instrumentos. “Para elaborar un charango se utiliza la materia prima, en este caso la de buena calidad, como es el cedro, el nogal, la caoba, el guayacán, el capulí, el bálsamo, entre otras. Este producto ya acabado se entrega a los mejores almacenes musicales del país. También se lo llevan al exterior: a Europa y otras naciones de Sudamérica”, comenta Saltos.

La fabricación

Un buen charango debe ser sonoro, refiere Saltos, y agrega que tiene que estar bien entrastado, con sus casillas perfectamente dimensionadas, con barras metálicas de bronce o alpaca. Un total de 15 a 17 o 18 trastes, que se ubican en el diapasón o mango, el cual se hace en madera de jacarandá, ébano u otra madera dura, cuando se trata de buenos charangos.

Las cuerdas en reposo deben estar casi paralelas al diapasón y al pulsarlas emiten un sonido claro. “Cuando la distancia entre las cuerdas y la superficie del diapasón es muy significativa, este instrumento se torna duro para su digitación y por lo tanto se ensucia su sonido”, indica el fabricante.

Instrumentos. Son varios de los charangos que están listos para los acabados finales.
Instrumentos. Son varios de los charangos que están listos para los acabados finales.

Los precios dependen del tamaño, el tipo de madera, el acabado y el tiempo empleado por el constructor, pero por lo general oscilan desde los 250 dólares los profesionales. El comercial tiene un valor de 65 dólares.

El conocimiento y creación de charangos de calidad es compleja y amplia. Saltos informa que los intérpretes y los músicos buscan el chango, el walaycho, el ronroco o el chilador sonko, que tienen forma de corazón y se caracterizan por tener un buen sonido.

Familia. Su esposa también aporta en esta labor en la parte del lijado.
Familia. Su esposa también aporta en esta labor en la parte del lijado.

Trabajo familiar

“Nosotros trabajamos en familia, en esta labor me ayuda mi esposa y mis dos hijos, cada quien tiene su tarea porque se trata de un proceso de varias etapas.

A la semana se elaboran de 15 a 20 charangos de tipo comercial. Mientras que para hacer un profesional nos demoramos unas 2 semanas”, explica el artesano. (PMHR)

Apoyo. Uno de sus hijos en otro de los procesos para la elaboración del charango.
Apoyo. Uno de sus hijos en otro de los procesos para la elaboración del charango.

Detalles

Yolanda Cagua, esposa de Rafael Saltos, experto en la elaboración de charangos, manifiesta que el aporte suyo en esta actividad es la de lijar y decorar los instrumentos musicales, para luego pasar al siguiente procedimiento, como los terminados y lacados.

“Me empezó a gustar esta forma de laborar desde que le conocí a mi esposo, esto nos ha ayudado para solventar los gastos y poder darle el estudio a nuestros hijos; ellos también participan en esto en sus tiempos libres”, afirma Cagua.