Los ochentas, más vigentes que nunca

CARISMA. El músico madrileño David Summers lideró con carisma y buen hacer un concierto para el recuerdo.
CARISMA. El músico madrileño David Summers lideró con carisma y buen hacer un concierto para el recuerdo.

Hombres G, Enanitos Verdes y Verde 70 ofrecieron un memorable show en el coliseo Rumiñahui.

Exactamente a las 22:00, David Summers apareció con su grito de guerra y declaración de intenciones: ‘Hoy voy a pasármelo bien’. Los acordes del famoso tema levantaron a un público entregado como pocas veces. El ‘todo vendido’ desde hacía varias semanas anunciaba unas horas de comunión y entrega con el público. Y así fue. El coliseo Rumiñahui, en Quito, comenzó a rugir, no importaba en qué localidad estuvieras, si en preferencia o en el bar. Aquí todo el mundo bailaba como poseído por espíritu de Dionisios.

Llegaron los Hombres G acompañados de los también laureados Enanitos Verdes. Previo al inicio del recital habían muchas dudas entre el público de cómo se presentarían: si lo harían conjuntamente, si una parte del recital lo harían los españoles y luego los argentinos, pero nada más comenzar las dudas se disiparon. Tal y como lo anunciaron con el nombre de la gira: Huevos Revueltos, se probaros todas las posibilidades imaginables: los unos tocaban temas de los otros, de repente el escenario se teñía de verde, luego con la piel de toro, también todos juntos, una apuesta del todo acertada, muy dinámica y amena que fue una delicia para el público.

Verde 70

Previo a esta actuación, la banda quiteña Verde 70 se encargó de calentar el ambiente durante una hora, en un recital compacto donde repasaron algunos de sus temas ya clásicos y anunciaron la próxima grabación de nuevo material. Los Hombres G continuaron con ‘El ataque de las chicas cocodrilo’, otro de sus muchos clásicos de los 80’ que les transformaron en los Beatles españoles.

El Dato
La banda española se formó en 1982.Los Enanitos Verdes se estrenaron con Mariposa, el público quiteño mostró que también apoyaban de igual manera a los argentinos, que hicieron también una versión de la canción de los españoles ‘Un par de palabras’. Siguieron hits como ‘Lo noto’, ‘Un día sin verte’ o ‘Amores lejanos’.

El público, que, literalmente, abarrotó el Rumiñahui, se transformó en un integrante más, ya que conocían a la perfección todas las canciones. El sonido y la producción fueron impecables, todo fluía en una de esas veladas musicales que no se olvidan fácilmente. “Muchas gracias, Quito. Estamos muy felices de estar aquí. Os visitamos por primera vez en 1987 y desde entonces hemos venido muchas veces, sois un público maravilloso”, decía Summers.

2
horas duró el recital.A las 23:45, luego de casi dos horas de recital, dieron por finalizado el concierto. Los gritos del público, como si de un apocalipsis se tratara, hicieron que Summers volviera al escenario para cantar acompañado con tan solo una guitarra la balada Temblando. Y fue en ese momento cuando el Rumiñahui se transformó en un espacio sideral, todo oscuro, tan solo iluminado por cientos de luces celulares, en una espontánea performance.

Punto a parte la voz de Summers, dulce pero también un poco rota, que mantiene el encanto luego de tres décadas de carrera musical. Despareció de nuevo. Ahora sí parecía que todo había finalizado, pero no. El público comenzó a tararear el estribillo de ‘Sufre mamón’ durante varios segundos, y no quedó otra opción que salieran de nuevo las dos bandas. Les siguieron ‘Venezia’ y ‘Lamento boliviano’. Luego solo quedó el silencio. (MAP)