¿Con quién estás, ve?

Es la pregunta obligada entre dos personas que opinan sobre el juicio al señor Glas y otros pícaros inmiscuidos en los escándalos de Odebrecht, Caminosca, campo Singue y otros con sobreprecio. La pregunta no cabría si existiere una justicia verdadera donde son los jueces probos, serios y neutrales los que deciden el destino de los acusados, teniendo a disposición cientos de pruebas contundentes que los señalan culpables. “Hacemos de la justicia una práctica diaria”, dice la propaganda ridícula que atosiga y justifica el proverbio centenario: “El que carece presume”. Lamentablemente, los procesos están supeditados a intereses económicos o políticos que anulan la credibilidad ciudadana que concibe a nuestra justicia como una porquería. Con quién me voy, dicen los diputados ‘indecisos’ y retardan –hasta ver qué pasa- las acciones que deberían ser ágiles. La actitud del CAL que impidió el juicio político a un Glas apabullado por delitos flagrantes, es la clara muestra de la indecencia y el cálculo. Vemos incrédulos a la jefa de la Comisión de ‘Archivo’ enseñándole los dientes a Lenín Moreno; a la Vicepresidente encargada apoyando la no reelección indefinida, de la que fue ferviente defensora; a las juezas de la Corte Constitucional en apuros, porque legalizaron las enmiendas en 2015 sabiéndolas reformadoras de la Constitución y al Fiscal General resistiéndose con mala cara a llamar a declarar, por pedido del solitario Montúfar, a Correa que “pactó con Lula la vuelta de Odebrecht” y al Procurador que legalizó –sabiéndolo todo- su regreso. ¿Con quién estás para ver a quién condenamos y con quién nos vamos? La práctica diaria de la justicia va para al abismo. ¡Qué vergüenza!

Dr. Carlos Mosquera Benalcázar
CC: 1702401231