Una dinastía de médicos que lo entrega todo

EXPERTOS. Mónica Gilbert Orús (izquierda), Enrique Boloña Gilbert, Roberto Gilbert Febres- Cordero, Carlos Puig, Gilbert, Luciana Boloña Gilbert y María Elena Nevárez Gilbert.
EXPERTOS. Mónica Gilbert Orús (izquierda), Enrique Boloña Gilbert, Roberto Gilbert Febres- Cordero, Carlos Puig, Gilbert, Luciana Boloña Gilbert y María Elena Nevárez Gilbert.

La clínica Guayaquil es una de las privadas más antigua del país, con cinco generaciones de galenos.

La clínica Guayaquil está por cumplir 98 años. Fue fundada el 12 de abril de 1919 por el doctor Abel Gilbert Pontón, hijo del ilustre médico Guillermo Gilbert Estrada. Se trata de una de las casas de salud privada más antigua del país, con cinco generaciones de médicos, que ha cosechado una historia brillante. Su fundador realizó por primera vez las cirugías de estómago en el país. También fue el primero en suturar un corazón, junto con el doctor John Parker.

Los logros continuaron en la siguiente generación. Su hijo, el médico Roberto Gilbert Elizalde, director de esa entidad entre 1950 y 1999, hizo el primer trasplante de mano en el mundo, en 1969. “También efectuó las primeras operaciones de esófago, colon e intestino. Mi padre fue pionero de la cirugía moderna en Ecuador”, manifiesta Roberto Gilbert Febres-Cordero, actual director del sitio y reconocido cirujano cardiovascular del país. En los años 90’ extrajo la primera vesícula por medio de cirugía laparoscópica en Guayaquil y fue el primero en usar la tecnología láser en el corazón para facilitar el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos.

Trasplantes como rutina
Aquellos logros llenan de sano orgullo a Roberto Gilbert Febres-Cordero; sin embargo, su mirada no está puesta en ese pasado sino en el futuro. “La nueva etapa de la clínica, que se inicia en 2019, nos llevará a realizar trasplantes de corazón como procedimiento de rutina, con todas las garantías”. Para esto, su hija Mónica se encuentra especializándose en Buenos Aires, Argentina.

Él recuerda cuando Mónica lo asistió por primera vez en una cirugía. “Es una sensación difícil de expresar con palabras, cuando la has visto en la cuna, cuando la has visto desarrollarse en el colegio y en la universidad y, de repente, está a tu lado operando un corazón. Doy gracias a Dios por mis hijas, la segunda se especializó en administración de empresas”. Se refiere a Melissa Gilbert, ingeniera en gestión empresarial internacional, con un posgrado en administración con especialidades en negocios internacionales y marketing (España). Ella asumió hace siete meses la administración de la clínica. “Mi responsabilidad es aportar con mis conocimientos a la institución para permitir a los médicos y, sobre todo, a mi papá, a concentrarse en su labor esencial: la atención y el cuidado de sus pacientes. Superviso los números y la gestión de los departamentos de compras, contabilidad, facturación y gestión hospitalaria”. Su labor también abarca la sostenibilidad económica de esta institución.

Melissa destaca la solidaridad de su padre para atender siempre a quien lo necesite.

Agrega que él se esfuerza por contar con equipamiento y tecnología de última generación. “Y probablemente somos la única clínica ecuatoriana liderada por una familia con cinco generaciones de médicos”, concluye.

Devoción hacia la medicina
Parte importante de esa quinta generación es su primo Enrique Boloña Gilbert, hijo de María Leonor Gilbert, hermana de su papá y del médico Enrique Boloña Mármol, ya fallecido.

Los más difícil de su labor es, según dice, hablar con los familiares para anunciar malas noticias. Pero los avisos positivos son más frecuentes en la familia Gilbert, aquellos que narran la recuperación de quienes llegan a la clínica, institución casi centenaria y que se proyecta brillantemente hacia el futuro. “No voy a vivir 100 años”, comenta el doctor Roberto Gilbert Febres-Cordero, “pero la nueva generación de médicos Gilbert Febres-Cordero seguirá sirviendo a quienes nos necesiten”. (PT)