Un ‘cajón de sastre’ antes de fin de año

Edgar Freire Rubio

Qué lamentable es mirar un rótulo en la vitrina de una librería (‘El Libro’), anunciando su venta. ¿A quién le importa que se cierre un negocio de esta naturaleza? A lo mejor, alguien se frote las manos. Una competencia menos, porque en Quito o Ecuador, el pez grande se come al chico. Al fin y al cabo, no es la única librería o editorial que ha tenido que bajar la persiana.

Un día escuché a una joven editora, que tan oronda, expresaba que en Quito hay “buenas y suficientes librerías”. Ese es el problema del adanismo cultural o ignorancia. Solo Quito (hablo de mi época), en su Centro Histórico, disponía de más de una treintena (entre las de vanguardia y las de ‘segunda mano’).

Dicen que esta ciudad es ‘Patrimonio Cultural’ y, prácticamente, no dispone de librerías en su vientre, peor una Biblioteca Nacional. Podrá ganar los ‘Óscar’ que el marketing provoque, pero esa falencia es lamentable y vergonzosa. ¿No hay imaginación para conceder comodatos, por ejemplo?

Habría que inquirir al amigo Diego Caicedo, los motivos por las que cierra su negocio y entregarle las condolencias. Como alguna vez pasé por lo mismo, me pongo en sus zapatos (¿se acordará el lector, cuando la CIMA fue digerida por el grupo Científica?, y ‘mató’ su esencia y razón de ser: el libro y el autor ecuatorianos.

Dicen que ya hay planes para fomentar la lectura. Están esperando que el ‘ogro filantrópico’ abra sus llaves y entregue unos tantos millones de dólares para esta aventura. Uno aspira que no sea otro reciclar o un refrito de otras iniciativas de esta laya. Me contenta que vayan a comprometer a nuestros bibliotecarios. Y se conviertan en motivadores de lectura y dejen de ser guardianes de sus bibliotecas. ¿Y para cuándo con los Libreros? ¿Acaso no son los más cercanos a los presuntos lectores? Es el recurso humano más marginado (y conste que la Cámara Ecuatoriana del Libro, está muy cercana a esta iniciativa ¿pero hay verdaderos Libreros en su conformación?). Ni las mismas empresas hacen algo por invertir en su capacitación. Hay librerías que no permiten leer a sus empleados. Ni siquiera prestan sus libros: deben comprarlos sin ofrecerles alguna facilidad. Les dicen que “si quieren leer, lo hagan en sus casas que para eso se les paga” (textual). Y conozco bibliotecarios, que ni siquiera leen la prensa del día. Comprometerlos, me parece una buena idea. Van a hacer unos 50 libros. ¿Será lo mismo de lo mismo? ¿Quiénes elaborarán esa lista? ¿Qué tirajes? ¿Regalarán como es común, o se venderán? Como soy un ‘analfabeto digital’, quizás alguien me haga llegar en papel el famoso plan lector (¡Gracias!, de antemano).

Por su parte, siempre recibo a tiempo Verd2.0 No. 105, Edu@news No. 123. Ya están leídas. ¡Muchas gracias!

Dispensen este ‘Aviso Económico’: mi amigo “gráfico”, Víctor Hugo Chávez, está vendiendo la Biblioteca Ecuatoriana Mínima, la edición original y completa. Les doy su teléfono, porsiacaso (022544109) ¡Una ganga! El Librero baja también su telón, no sin antes compartirles algunas lecturas. Volveremos a charlar en diciembre. ¡Hasta luego!

Una obra con honor
° Un día llegó a Sur Libros Diego Moscoso Peñaherrera, el historiador y académico buscaba ‘todo’ lo que tengamos sobre los duelos de honor en el país. No pudimos darle el gusto. Imagino los años que ha consumido ‘quemando pestañas’ en hemerotecas y bibliotecas para conseguir material para su investigación. Hoy me tiene leyendo, ‘El Honor primero. Los duelos de Honor en el Ecuador’. Presumo que también puso dinero de su bolsillo para su publicación. Ando desasnándome y contento con su libro de 242 páginas. Tiene razón el amigo, cuando expresa que la palabra ‘Honor’ ha caído en desuso. La corrupción galopante desdice este aserto. ¡Congratulaciones al buen amigo, por tan sugestivo tema!

TOME NOTA

El Librero recibe sus publicaciones en: Almacén Bolmar, calles Guayaquil N2-49 y Sucre (Quito), con atención a Martha Freire Rubio.

EL DATO

La casilla de Edgar Freire Rubio es 17012561.

Poesía animal
° Escuché al poeta Vicente Robalino decir que temía a la noche. Que le abruma esas horas pesadillescas. Su poemario, ‘Un animal parecido al deseo’, lo he leído estremecido justamente en las noches. Con regusto, le puedo decir los poemas que han conmovido: ‘En el último umbral’, ‘Juego de máscaras’,

‘Para qué invocar a los dioses’, ‘Como la pordiosera fama’… Su lírica es sapiencial e intimista. Vale la pena recomendar su lectura (agradezco a César Chávez, que ha compartido esta lectura necesaria).

Montalvo, interior
° Antonio Rodríguez Vicéns nunca olvida a su amigo Librero. Me contenta de que haya encontrado morada en La Hora. Su voz siempre será imprescindible. Me entrega sus dos últimos trabajos: ‘Juan Montalvo por él mismo’ (Dinediciones 2016) y ‘No son tiempos de callar’. El primero es un mecano bien estructurado. Conocedor profundo del maestro ambateño, recoge de sus propios escritos y elabora su biografía y su pensamiento coherente. Todo es precisión y el retrato de Montalvo aparece nítido. El otro libro, (edición del autor), de su propia mano, antologa lo mejor de sus artículos periodísticos. Hay que releerlo y darle casi siempre la razón. ¡Estupendo!

La palabra correcta

Veta Ediciones, de Milton Arias, ha sacado de su ‘mina’ dos diccionarios más en su serie de textos para escuela y colegio. ‘Sinónimos, Antónimos, Parónimos e ideas afines’ y ‘Español–Inglés/ Inglés–Español’. Son un par de materiales de referencia de una buena biblioteca. ¡Muy bien!