Astrid Hadad, un cabaret vivo

DAMIÁN DE LA TORRE AYORA

La artista mexicana Astrid Hadad (Chetumal, 1957), tras un largo camino, un día convirtió a su cuerpo en un cabaret. Ella es su tablado, su escenografía, su vestuario, su todo. Ella es el telón que, al abrirse, enseña su alma.

Hadad, desde niña, sabía que quería cantar. Formó su primer grupo, pero se dio cuenta que “cantantes hay muchos”. Por eso se dedicó a estudiar teatro y se puso a investigar por su cuenta.

Recorrió el mundo y un día llegó a Alemania. Ahí descubrió a Bertolt Brecht y se percató que, desde la música y el teatro, desde la esencia del cabaret, no se podía hacer todo, pero se podía hacer mucho.

“Claro, te imaginarás que el cabaret europeo no tiene tonos: es gris –dice Astrid-. Nosotros tenemos color, somos exuberantes. México es como toda Latinoamérica, cada rincón celebra con su color, somos ricos por la diversidad”.

La artista no solo le puso un color a su trabajo, le puso varios en medio de las rancheras, los sones y el bolero, sonidos cómplices que le permiten cantar y actuar, que le dan paso para su crítica social.

Con la obra de Brecht como aliada, con sus estudios en Ciencias Políticas en la UNAM, con las lecturas que acumula desde niña, mezcló todo para “hacer un cabaret sui géneris, en el cual llevaba mis coreografías puestas”, señala Astrid, antes de reírse unos segundos y agregar: “y con eso me ahorro mucha lana, porque todo el teatro viaja conmigo”.

Visita
Varias obras se contienen en ese cabaret llamado Astrid Hadad. A Loja, para el Festival Artes Vivas 2017, ha llegado ‘Tierra misteriosa’. Ella compone una canción donde devela la historia de la conquista –altares de plata que esconden sangre-, así como expone que el sometimiento continúa desde otras esferas, desde la corrupción del poder.

“En mi propuesta busco que la gente se divierta, pero también quiero que piense. Divertir con reflexión, eso quiero. Hacer reír es lo más fácil y cantantes hay muchos… yo quiero que la gente ría y piense”, manifiesta.

Tras un silencio de dos segundos, la cantante dice: “Es que las cosas no cambian. Todavía hay mucha sangre y explotación. El nivel de violencia en México es grande, y todo por la corrupción. Esa es la crítica que trato de hacer”.

Astrid, más que criticar el pasado, quiere reflexionar sobre el presente. Trata, por ejemplo, de decirle a la gente que desde la lectura se puede estar más próximo a la libertad.

“No busco develar misterios, lo que trato es que la gente agarre el destino en sus manos. Yo sé que el cabaret nunca va a causar una revolución, soy soñadora pero no llego tanto; solo trato de dar otros medios para que vayan por otros caminos”, indica, antes de despedirse, antes de dejar en claro que se ha conmovido por Loja porque la gente tiene un arraigo de su tierra, una tierra que compartimos.

“Las fronteras deben acabarse, pero nunca el sentido de pertenencia”. Esa pertenencia la lleva consigo, siempre, Astrid.

EL DATO

Se presenta esta noche en la plaza San Sebastián (19:00).

ESTÉTICA. Su cuerpo es su propio teatro. (Foto: Cortesía)
ESTÉTICA. Su cuerpo es su propio teatro. (Foto: Cortesía)