‘Sicario político’

“Se puede definir como ‘sicario político’ a quien mediante la siembra de odio y la difamación pretende ‘asesinar’ políticamente a quienes ‘atentan’ contra los intereses de los ‘poderosos’ de una sociedad”. Esta semántica corresponde a Augusto Espinosa, legislador de Alianza PAIS y exministro de Educación de Rafael Correa.

Ayer dejó correr este trino en las redes sociales. Fue su reacción frente a los torrenciales cuestionamientos sobre lo que hizo o dejó de hacer para prevenir centenas de casos de violencia sexual en el sistema educativo.

Esta declaración es otro retrato de cuerpo entero del correísmo más orgánico: siempre esquivo a la autocrítica, pero solvente para el ataque cuando se inquiere sobre la gestión pública. Y lo dicho por Espinosa, sin embargo, indigna. ¿Cabe hablar de un ‘asesinato político’ a su figura cuando lo que en realidad existe es un asesinato en vida de miles de niñas y niños violentados sexualmente? ¿Se puede hablar de ‘siembra de odio y difamación’ cuando hasta la ONU y la CIDH han señalado las omisiones del Estado ecuatoriano para garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes a una vida libre de violencia? ¿Y se puede tener tal arrojo de decir que si alguien pide cuentas a un servidor público es un peón al servicio de los ‘intereses de los poderosos’?

En todo caso, en el país de las amnesias selectivas, Augusto Espinosa puede darse por servido, pues pudo juntar a morenistas y correístas para salvarlo de un juicio político. Sin embargo, el exministro ahora está librado a los arbitrios de su conciencia.


El drama no es elegir entre el bien y el mal, sino entre el bien y el bien”. Friedrich Hegel (1770-1831)

Sabemos que el bien y el mal no existen, sino solo la verdad y el error”. Gustav Meyrink Novelista y traductor austríaco (1868-1932)