Visita a Galápagos

Patricio Durán

En días pasados visité las islas encantadas. Fui a renovar mi credencial de residente permanente pues viví más de siete años en este singular archipiélago. La residencia en Galápagos es un derecho personal e intransferible, creado para proteger el ambiente insular y a su entorno ambiental. Es deber del residente proteger sus derechos y los de sus hijos. El mal uso de esta credencial será sancionado conforme a la ley.

La Constitución Política de la República del Ecuador dispone en su artículo 258: “La provincia de Galápagos tendrá un gobierno de régimen especial. Para la protección del distrito especial de Galápagos se limitarán los derechos de migración interna, trabajo o cualquier otra actividad pública o privada que pueda afectar al ambiente. En materia de ordenamiento territorial, el Consejo de Gobierno dictará las políticas en coordinación con los municipios y juntas parroquiales quienes las ejecutarán. Las personas residentes permanentes afectadas por la limitación de los derechos tendrán acceso preferente a los recursos naturales y a las actividades ambientalmente sostenibles.

En el muelle de los pescadores de Puerto Ayora, isla Santa Cruz, hay un monumento al pescador galapagueño, con una descripción que dice así: “Héroe diario de nuestra hambre. En tierra, piel de bronce y oro; en tu hogar, padre, árbol y compás. Con sudor, buscas tesoros vivos para cobijar nuestros platos vacíos. Con tus manos de sal y agua extraes pan para alimentar, también nuestras almas. ¡Pescador, pesca ya, pesca la libertad! Y sigue dándonos, sangre de mar. Porque somos seres que necesitamos tu fruto, tu mar.

El archipiélago de Colón, nombre oficial de las islas Galápagos, es un verdadero paraíso, pero como todo paraíso tiene su serpiente, que como ser maligno se presenta de muchas formas. Continuará.