León Sierra comparte su mirada frente a la situación del espacio escénico en la CCE

Gestor. Estudio de Actores, fundado en 2009, es su proyecto independiente.
Gestor. Estudio de Actores, fundado en 2009, es su proyecto independiente.

León Sierra recibió una llamada del presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), Camilo Restrepo, y aceptó ser parte de su equipo de trabajo. Son más de 100 días de su labor en la Dirección de Gestión y Extensión Cultural, donde asegura tiene clara su meta: “El gestionar el complejo arquitectónico que pertenece a todos los núcleos de la CCE, pero sobre todo gestionar las relaciones programáticas de las artes escénicas con los mismos: quiero construir una relación sin caer en verticalidades y respetando las necesidades territoriales”. A Sierra, el reto le parece interesante, aunque “no sabía” a lo que “me enfrentaba”.

¿Y a qué se enfrentaba?

En tres meses hemos hecho cosas muy importantes. Estamos luchando contra un anquilosamiento que ha habido durante años, no solamente en la cultura, sino en la gestión pública. Hemos hecho diagnósticos y generado una herramienta digital de acceso para las salas de la CCE, que está a poco de lanzarse. La CCE está en un momento interesante porque está cambiando de modelo. En ese contexto, a lo que nos enfrentamos es a la dejadez al momento de potencializar el espacio.

¿Qué diferencia hay entre su paso por el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y la CCE?

La tarea es inversa. Tenía que hacer que la ciudad esté en el CAC, que entre, que accedan democráticamente. Acá es lo contrario, los gestores están tomados la CCE. Literalmente, ahí están los proyectos independientes que tienen su espacio y muchas otras iniciativas que están ciudadanizadas dentro de la CCE. La gente sabe que esta es su casa. La gente te viene a pedir el último rincón y es ocupado.

¿Qué dificultades amerita eso?

Una dificultad es que hacía falta un orden, una racionalización del acceso. Hacía falta la creación de herramientas y procesos de acceso. Esta Dirección es el área de agregaduría de valor más grande de la CCE, que amalgama una serie de espacios que tienen sus necesidades.

¿Cuál es la situación de los grupos independientes?

Con respecto a los compañeros que habitan la CCE hay mucho trabajo por hacer y no se puede cerrarles el paso. Ellos deben cumplir con ciertas normativas de seguridad, con lo que rige para todos las normas de Bomberos y de la Intendencia… Nosotros lo que debemos generar es un espacio de diálogo. A mí no me compete esos espacios porque no son salas, son espacios que ellos han ganado en algún momento de la historia de la CCE. Son espacios de soberanía creativa que deben respetarse. No hablamos de dos bandos, sino de gestores que habitan en un espacio y se debe trabajar por un acuerdo común.

Ha manifestado que se encontró con espacios que no estaban en las mejores condiciones. ¿Qué sucedió con la supuesta remodelación que incluía Hábitat?

Parece ser que la restauración y remodelación de algunas partes para Hábitat fueron hechas para una feria con ponencias y estanterías, que en sí eso fue el evento. Hay que entender que la infraestructura de la CCE no es un centro de convenciones sino un espacio con salas de teatro. Lo que se hizo fue implementar ciertas áreas para Hábitat, las salas continúan con sus necesidades. Por ejemplo, yo me he propuesto devolverle al país un espacio como el Prometeo, que está destrozado.

¿Cuál es la situación del Teatro Prometeo?

Necesita un trabajo de transversalización profunda. La última vez que se arregló al parque El Arbolito algo ocurrió en los alrededores del Prometeo y creó una brecha que filtra humedad. El deterioro viene desde años atrás. El Prometeo no necesita de maquillajes, sino de un arreglo profundo, desde inyectar concreto. Es un espacio que está a punto de ser declarado un edificio patrimonial, pero no se debe caer a pedazos para arreglarlo. El problema siempre será el tema económico… Hubo un desplazamiento del 100% del presupuesto que recibí para este año hacia el Teatro Nacional tras el cierre de los teatros. 150 mil dólares se fueron en el sistema de seguridad, que deberían haberse ido a la creación artística. Bueno, el Prometeo requiere de eso y mucho más. Claro que la lucha no solo se encierra en la parte de infraestructura.

¿En qué más se lucha?

Hay que luchar contra prácticas culturales que están enraizadas. Hay que hacer una autocrítica del populismo cultural, porque su hermana la gratuidad está destrozando los teatros y los espacios patrimoniales y de creación de todos los artistas. (DVD)