El futuro está en nuestras manos

Entre mañana y el 17 de noviembre, en Bonn (Alemania), en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP23), se reunirán los estados para avanzar en la implementación del Acuerdo de París. Si bien el mensaje es tratar de enfrentar el cambio climático, nos queda la duda de si la verdadera solución a la crisis se encuentra en las manos de los gobiernos, o más bien en las manos de los pueblos. Esta preocupación es obvia, luego de ver que al cabo de 22 conferencias internacionales las emisiones de gases de efecto invernadero no han dejado de aumentar.

El Acuerdo de París está lejos de ser lo que esperábamos, pues se ha convertido en otra negativa de reconocer que la raíz de la crisis climática está en la fijación de una civilización dependiente de los combustibles fósiles. De hecho, el Acuerdo fija una meta de 2°C de aumento máximo de la temperatura del planeta, pero ni siquiera menciona al petróleo, al gas natural o al carbón, cuando ahora sabemos que la única manera de no sobrepasar esa temperatura es disminuir su extracción y consumo. Por el contrario, el Acuerdo ofrece una nueva plataforma a los mercaderes de la naturaleza y a las petroleras para que puedan seguir.

Adicionalmente, estudios demuestran que en los compromisos voluntarios asumidos por las naciones tampoco hay una real voluntad de enfrentar el problema. Por eso, espacios como la Plataforma Nacional de Justicia Climática, el Cedenma y Acción Ecológica tienen que velar para que los compromisos de cada país sean consecuentes, sinceros, mucho más ambiciosos y con soluciones vinculantes. En el caso de Ecuador, hubiera sido valiente incluir nuevamente la iniciativa Yasuní-ITT de dejar el crudo el subsuelo. Pero dejó perder una nueva oportunidad.

Finalmente, no debemos olvidar que desde los inicios de la revolución industrial, las emisiones de carbono de los países del norte industrializado han ocupado 80% de la capacidad atmosférica, mientras que países del sur global, que apenas contaminamos, somos quienes más sufriremos las consecuencias. Las verdaderas soluciones al cambio climático deben ir de la mano con la denuncia de una injusticia climática global, así como del reconocimiento de la deuda ecológica que tienen los países del norte con los pueblos del sur y con la naturaleza.

Plataforma Nacional de Justicia Climática – Cedenma