Macri, la hora de la verdad

Alejandro Tagliavini

Mauricio Macri acaba de protagonizar unas elecciones parlamentarias superando las expectativas, más del 40% de los votos. Que Macri haya destronado al anterior gobierno, que la opinión pública califica de ‘banda delictiva’, es auspicioso. Sin embargo, parece encaminado a nadar en la mediocridad, lejos de la Argentina rica de cuando el Estado poco estorbaba en la vida diaria.

Conocida la victoria, el Presidente dijo que Argentina entraría en “una etapa de reformas permanentes”, lo que no resulta creíble más allá de retoques superficiales. Si hasta ahora se manejó con “gradualismo” para no perder votantes ante las recientes elecciones, por qué arriesgaría ahora su poder realizando reformas serias.

Propuso “que los gobernadores sean jugadores importantes… y que se sumen los intendentes… y los gremios”. En ningún momento dijo que el mercado sea el protagonista y sí que los gremios son importantes. Es un esquema piramidal típico del fascismo, que Perón instaló, y que nadie quiere terminar.

Aseguró que “el poder es maravilloso si uno lo logra emplear en ayudar a que mucha gente tenga paz y futuro”. Macri tiene un sesgo neo keynesiano ya que cree que el Estado debe “estimular” al mercado, pero no dice de dónde sale la estimulación. Sale del mismísimo mercado. El gobierno retira recursos del sector privado, los pasa por una burocracia que se queda con buena parte y devuelve lo que queda invirtiéndolo de manera ineficiente.

El gobierno ha inyectado billetes con una emisión desaforada potenciando la inflación. El otro pilar de la “estimulación” consiste en inyectar dinero a través del crédito. Según Bloomberg, entre enero de 2016 y septiembre de 2017 los países emergentes colocaron deuda por US$ 596.400 millones. Argentina ocupa el primer lugar con US$ 42.000 millones, 7% del total. Sigue China con US$ 40.000 millones.

El PIB argentino se habría contraído -2,2% en 2016 y, según el gobierno, crecería alrededor de 3% este año. Con estas cifras, resulta que en un período (2016-2017) en el que se inyectó -para inflar a la economía artificialmente- dinero externo por el equivalente al 5% de su PIB, este crece solo 0,8%.

@alextagliavini