Al insomne Augusto

Rocío Silva

Tranquilízate, por algo aprendiste de memoria el folleto y más del cursillo de Programación Neurolingüista, nadie puede acusarte de olvidos y desaires, tú que te llenabas la boca, diciendo la UNE debe pedir perdón al país de todo el daño que hicieron a la juventud. Sabes que basta con que levantes los ojos para que cientos de tus nuevos profesores se arremolinen en buses y vayan desde las provincias cercanas a gritar a tu favor; no hay sánduches, sólo un día de trabajo que te ofrenda el miedo.

Es infructuoso que pongas resistencia e inclusive tomar somníferos no te sirve, el peso del abuso sexual de tantos niños, no te deja dormir. No puedes olvidarlos, te engañas y la jactancia de tu líder te ha embaucado. Quieres resérvate entero para las ceremonias que te augura llegarán, por eso esperas a la sombra por los mil pasos que no diste.

Ni siquiera has podido comenzar el sueño, no existen siglos que te esperen, esta historia de horror sin ti ya no puede continuar, eres el huérfano de pasado que no puede empezar nada sin mirar atrás, a escondidas, bien sabes que hay cientos de sollozos infantiles que escudriña tus miedos. Recitas ficciones, malgastes las palabras que te asimilaste con furor, para sobrevivir en este infierno que creaste..

En la noche expulsas cenizas de angustia y en el día te escondes en tus nubes de ofrecimientos y cabildeos, callas cuando hablas (sabes que mejor hablas cuando callas) porque en un bullicio indecible rezas, pero aun así, no duermes. Tu insomnio transita mohíno y altanero entre los mamotretos de cemento que llamas unidades del milenio, acudes a los puentes rotos donde repasas y repasas las frases de tu actuación, sabes que ya a nadie convencen tus lisonjas porque eres bufón moribundo, tus pesadumbres las rumias en el desvelo, tu almohada es altiva y te dice que ya no esperes por el jolgorio de arlequines de cuerda que crees hará coro a tus ecos. Reconoce que eres culpable del dolor, y tal vez entonces puedas dormir.