Redacción QUITO
El precio del azúcar y derechos laborales postergados fueron una de las mechas que concluyó en uno de los hechos más vergonzosos de la historia reciente de Ecuador: la matanza de más de 100 trabajadores del Ingenio Aztra, ubicado en La Troncal.
Hoy se cumplen 40 años de ese crimen. Para entonces 2000 personas, entre obreros, zafreros y sus familias, había ocupado las instalaciones en señal de protesta.
Caía la tarde y un piquete de 100 policías, dirigidos desde Babahoyo, ingresó al ingenio. En el interior permanecía otro piquete custodiando las instalaciones. La orden: que en dos minutos las 2000 personas abandonen el complejo por una puerta angosta…
Las fuerzas policiales estuvieron al mando de los mayores Eduardo Díaz y Lenin Cruz. Bolívar Jarrín Cahueñas era el ministro de Gobierno y Policía de la época.
Los manifestantes levantaron sus machetes y se encendió la tensión. Los uniformados atacaron con metrallas, bombas de mano y garrotes. Los obreros, mal heridos en su escape, se lanzaban al canal de riego del lugar y muchos perecieron allí ahogados.
“La orden (de desalojo) ha sido cumplida a cabalidad”, reportó el mayor Díaz. Eran ya las 20:00 de aquel 18 de octubre de 1977. Fueron tres horas de sangre y fuego.
Los reportes de la época daban cuenta de que en el Gobierno del triunvirato se culpó de la matanza a los dirigentes de la paralización. Y algo más cruento aún: muchos de los cuerpos no fueron hallados y se presumió que fueron lanzados a los calderos del complejo azucarero…
