Homenaje a la Independencia de Guayaquil

POR: Laura Benítez Cisneros

Habían transcurrido 11 años y un mes desde que Quito lanzó el Primer Grito de la Independencia y el turno era de los guayaquileños. Es así que llegado el 9 de Octubre de 1820, Guayaquil conquistó su libertad.

Unos pocos hombres valientes, a órdenes de Febres Cordero, militar de origen venezolano, se dirigieron al Cuartel de Artillería.

Cordero apresó al guardián, lo encerró en el cuarto donde reposan las banderas, luego se apoderó de los fusiles.

Enseguida reunió a los soldados y les habló de la libertad de la Patria, logrando convencerlos, según nos narra el escritor Dr. Raúl López D.

Todos alegres gritaban luego: ¡Viva la libertad! ¡Viva Guayaquil Independiente!

Algo parecido estaba sucediendo en el Escuadrón Daule. Hacía ellos se dirigió Urdaneta, otro militar venezolano, con un grupo de 25 hombres que lo acompañaron. Como era de madrugada, la tropa dormía y les fue fácil apoderarse del cuartel.

Mató a unos soldados, porque se mostraron opuestos a la revolución. La sangre de ellos fue la única derramada en esa mañana.

Horas más tarde, un bello espectáculo: hombres, mujeres, adultos, jóvenes y niños se abrazaban en las calles y plazas de Guayaquil y las campanas repicaban de alegría. La casa del pueblo se encontraba repleta de gente en aquella época. En pocas horas Guayaquil había alcanzado su Independencia liberándose de los españoles.

Un mes más tarde se reunieron algunos patriotas, entre ellos Olmedo, Ximena y Roca, y formaron una Junta de Gobierno y ésta dio a Guayaquil su Escudo y Bandera.

Por esa razón es mi motivo de homenaje saludar en esta fecha gloriosa al puerto más importante del Ecuador y uno de los factores esenciales en la economía nacional.