La Amazonia alberga miles de especies de peces

VARIEDAD. Una de las especies de bagre que habitan en las aguas dulces de los ríos de la Amazonia.
(Foto: laexuberanciadehades.wordpress.com)
VARIEDAD. Una de las especies de bagre que habitan en las aguas dulces de los ríos de la Amazonia.
(Foto: laexuberanciadehades.wordpress.com)

Solo hay cálculos porque por la extensión del territorio se imposibilita cuantificar cuántas en realidad existen.

La Amazonia en su totalidad sirve como hábitat para posiblemente tres mil especies de peces. No se sabe con exactitud cuántas hay debido a tanta diversidad dispersada por una extensión geográfica tan enorme y con dificultoso acceso.

El proceso de catalogar las especies en la cuenca ha sido lento y seguramente seguirá así durante varias décadas más, se dice en el libro ‘Los secretos del Yasuní’ publicado por la Universidad San Francisco de Quito (USFQ)

Este proceso es difícil en cualquier sitio, indica el autor del artículo Kelly Swing, porque involucra muchos pasos: encontrar y capturar todas las especies; reconocerlas como ya descritas o nuevas para la ciencia y para complicar esta fase, la mayoría de la región no cuenta con guías de campo, pues hay poquísimos especialistas para preparar las publicaciones. A todo eso se suma la falta de interés del público en saber cuántas especies de peces hay en el país y los escasos recursos económicos para financiar procesos de investigación.

Los más reconocidos en la Amazonia

La publicación menciona a los Characiformes que incluye a las famosas pirañas que pueden medir desde 2 cm hasta otras que pueden pesar 20 kg. Hay más de 1.200 especies amazónicas en este orden.

Así también habla de las especies del orden Pimelodidae y afines, que es la familia de bagres fáciles de reconocer por las barbillas, no tienen escamas y una aleta adiposa más o menos grande que tiene diferente forma de acuerdo al género.

Así mismo se habla de la familia Cichlidae que incluye a las viejas, el tucunare y otras que ocupan aguas con poca o nada de corriente.

Más allá de estas familias, hay por lo menos diez familias más representadas en la Amazonia ecuatoriana como las rayas o mantas de agua dulce, el paiche, las anguilas, el belonidae o pez aguja, los lenguados…

TERRITORIO. La Amazonia aún guarda especies no conocidas. (Foto: Archivo La Hora)
TERRITORIO. La Amazonia aún guarda especies no conocidas. (Foto: Archivo La Hora)

Preocupación por la pesca

En todas las culturas de la Amazonia se consume pescado. Por lo común se incluye las especies que alcanzan un tamaño mayor a 200 g, pero en algunas regiones se consumen hasta las especies más pequeñas.

Tradicionalmente, por el uso de técnicas no tan sofisticadas y por una intensidad baja hasta mediana de utilización de este recurso por las poblaciones dispersas, la cosecha siempre fue sostenible, pero en algunos lugares, para conseguir más pesca, se están usando redes más grandes y de arrastre, anzuelos, barbasco, electricidad, dinamita y hasta granadas militares. La pesca sin control dirigida a unas especies en particular representa una amenaza para las poblaciones naturales.

Las especies grandes de los caraciformes, como son las pirañas, los bocachicos y los pacos son los más buscados. Mientras muchas especies de bagres grandes son migratorias y no pueden soportar esta cosecha internacional e indiscriminada.

El documento de la USFQ demuestra su preocupación por estas y otras especies, pues dice que mientras más acceso a sitios remotos hay más presión y menos posibilidad de que estas especies escapen. “Más acceso a más áreas previamente aisladas, produce la extinción de especies”. (CM)

Introducción de especies exóticas

En general, la introducción de especies de una parte del mundo a otra ha sido problemática. Entre los peces, varias especies tropicales han llegado a la zona templada por el comercio vinculado con los acuarios.

El ejemplo más conocido entre las introducciones hacia los países andinos ha sido la truca arco iris de Norteamérica; en las alturas, esa especie produce alimento e ingresos para muchos habitantes, pero también provoca impactos negativos en los ecosistemas locales, especialmente en la eliminación de la ictiofauna nativa y su entorno natural.

En las zonas bajas, la Tilapia mossambica fue introducida desde África para la acuacultura, pero este género es muy oportunista, se escapa facilmente y compite con la fauna nativa.