Ado Arrietta: independencia underground

EXPERIMENTAL. El director se caracteriza por abordar sus cintas desde el caos.
EXPERIMENTAL. El director se caracteriza por abordar sus cintas desde el caos.

El director español es el invitado especial del Festival Eurocine 2017.

El cineasta español Ado Arrietta, considerado como el padre del cine independiente, presentó en Quito su propuesta de cine underground, en el marco del Festival Eurocine 2017 de Quito.

Adolfo Arrieta, un madrileño nacido en 1942 que prefiere ser identificado como Ado Arrietta, es uno de los invitados especiales del festival que presentará más de sesenta títulos, entre películas y cortometrajes, hasta el próximo 15 de octubre.

En una exposición sobre su vida y obra en la Universidad Andina Simón Bolívar, Arrietta no dejó pasar su infancia como origen de su frenesí por el cine y su admiración por los musicales clásicos de Gene Kelly.

Desde entonces supo que su vida estaría atada a una cámara y que con ella capturaría la esencia de las cosas, sin importar la censura o los presupuestos.

Escenas largas, en tiempo y espacio, en formatos cuadrados, conjugan una poesía de imágenes en las que Arrietta es realizador y director.

Legado

‘El crimen de la pirindola’ (1965) es su primer trabajo y en el que solo deja que la cámara capte lo que él quiere, sin más cortapisas que su creatividad, según confesó.

Él y su obra, mucha de ella de bajísimo presupuesto, se mudaron a Francia en 1967 donde dejó fluir la cámara en desorden para que ella misma encuentre su forma.

EL DATO
Festival Eurocine es organizado por Ochoymedio y cuenta con el apoyo de la Unión Europea.Pero también hizo cine ordenado, con guiones y con muchos recursos, como Merlín (1985) que, sin embargo, fue una producción que le arruinó y frenó por varios años su pacto con el celuloide.

Arrietta volvió al cine con una pequeña cámara digital que le regaló un amigo suyo y que luego le fue robada.

Compró otra cámara digital y empezó de nuevo, como en el principio, dejando que el lente se dirigiera libre, como en su infancia, cuando «el cine era como otra vida, más fascinante que la real». Y es que para él, «no hay ninguna regla para hacer películas». EFE