Lo que nadie quería

Daniel Marquez Soares

Al hablar de Sun Tzu, los expertos en conflicto y negociación suelen hacer énfasis en sus reflexiones alrededor de la inteligencia, la importancia de conocer al enemigo y conocerse uno mismo. Lamentablemente, si uno se concentra mucho en esos capítulos corre el riesgo de terminar creyendo que el antiguo maestro disfrutaba del combate y alentaba su práctica. Al contrario, el sabio chino dedicó muchas de sus mejores líneas a los motivos para guerrear y al inicio de las hostilidades. Una y otra vez,insistió en la necesidad de agotar las alternativas antes de empezar el conflicto y advirtió que nadie gana con una guerra prolongada, ni siquiera los vencedores. Se confesaba asombrado ante la ligereza con la que los gobernantes se involucraban en guerras e instaba a jamás comenzar la lucha sin objetivos y límites claros.

Pocas cosas, como sabe ahora Alianza PAIS, son tan absurdas como una guerra que se emprende sin motivos definidos y medibles. El conflicto interno en el partido es tan descabellado que, para explicarlo, resulta tentador apelar a argumentos paranoicos: es un “tongo”, una “conspiración de la derecha” o producto del descubrimiento de cosas que el nuevo gobierno no conocía (¡¿?!). Quizás la explicación sea menos interesante y escandalosa, y se trate de una riña que nadie deseaba: una indelicadeza de expresidente Correa llevó a que el presidente Lenín Moreno respondiera con lenguaje inadecuado y, a partir de ahí, se desató una avalancha que ya no pudieron detener.

Los aplausos de la oposición enardecieron a un bando y el chantaje emocional correísta, el de apelar a la gratitud y la lealtad, al otro. Se cumplió aquello de que muchas veces la guerra no es más que una tragedia, un doloroso desenlace que, en el fondo, ninguno de los involucrados deseaba.

Pero ahora, los bandos han decidido asumir su destino. En una movida maestra, los correístas orquestaron la votación unánime sobre el vicepresidente Jorge Glas para postergar la inevitable toma de partido que deberán llevar a cabo los asambleístas. Mientras, la renuncia de Ricardo Patiño anuncia que, oficialmente, el bando de Correa inicia, ahora sí, sus preparativos para una campaña ofensiva organizada que veremos pronto. Suenan tambores de guerra.

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