SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS.
En el centro turístico Muishily hay un árbol de aproximadamente 12 metros de altura, al que acuden los turistas para dejar sus malas energías, se trata del pechí. Es el ceibo de montaña o conocido también como pararrayos de montaña, que cuando hay rayos, llegan a él.
Emilio Calazacón, tsáchila, relata que los ancestros también tenían la costumbre de ir hacia esta especie natural, que, en la etapa de crecimiento, tiene la habilidad de recolectar las malas energías, los malos pensamientos de las personas y alimentarse de las mismas para crecer.
Cuando se acerca al árbol, se puede sentir la vibración y unas espinas que tiene en su tronco. Ya cuando el pechí es adulto también sirve para pedir por las siembras y que salgan bien las cosechas de los productos que los tsáchilas más tienen en sus tierras, como el plátano, la yuca, el maíz… argumenta Emilio. Agrega que estos árboles pueden llegar a vivir 200 o 300 años, pero que con el tiempo se caen naturalmente porque las raíces ya no tienen la fuerza para sostenerlos.
Se van extinguiendo
De estos árboles quedan muy pocos debido a que se los ha cortado para hacer madera. En el centro turístico Muishily han hecho viveros para sembrar estas especies. En la actualidad tienen cinco que están en la etapa de desarrollo. Sin embargo, para ellos es muy difícil traspasar árboles de un terreno a otro, porque no suelen crecer y se mueren, así que deben hacerlo con el mayor de los cuidados. Además, en la edad adulta también, si el árbol es hembra, bota algodón, que puede ser procesado para hacer hilo. Las comunas Peripa y Otongo Mapalí serían los lugares en los que más se dan estos árboles, pero los tsáchilas de todas las comunas buscan tenerlos cerca por el significado que tiene para ellos y para su nacionalidad.
Atrae a los turistas
Los turistas gustan de ir a los centros culturales o lugares donde pasan los poné (shamanes) para hacerse las purificaciones. En Muishily, ubicado en la comuna Chiguilpe, ingresando por el kilómetro 7 de la vía Santo Domingo-Quevedo, quienes llegan son preparados espiritualmente para acercarse al árbol. Incluso, se manifiesta que no hay una forma específica para abrazar a este ejemplar, todo depende de cómo la persona se sienta cómoda, hay quienes solo lo tocan, otros lo abrazan, buscan la manera en la que se sienten más cómodos y a gusto con el pechí. (VG)
Ancestros
Según los tsáchilas, sus ancestros, cuando habían muchos árboles pechí, construían sus viviendas cerca de los mismos para sentirse protegidos de los rayos, tomando en cuenta, además, que estos tienen otras utilidades para los miembros de la nacionalidad.
EL DATO
Pechí se nombra al árbol ceibo de montaña, en tsáfiqui.
LA CIFRA
90 metros puede llegar a medir un árbol pechí en su vida adulta.