Ocultando la realidad

Autor: Fabián Cueva Jiménez

Los anuncios educativos positivos son bienvenidos, al menos, si llegan con entusiasmo y apuesta incluida. El Bachillerato Técnico Productivo anunciado por el Presidente se inició como plan piloto hace dos años. Ahora dicen que será un alivio a la falta de empleo, que dará buenos resultados y ayudará a generar emprendimientos. El tiempo dirá si es conveniente o no.

Antes salíamos directo a trabajar en las empresas, éramos muy cotizados, pero la Educación Técnica ha sido abandonada. La realidad hay que señalarla sin aumentar, libre y éticamente, para construir, dice el sicólogo austríaco Paul Watzlawick. Eso pedimos.

Hay una emblemática institución técnica en Quito escogida para el Bachillerato Técnico Productivo, que en los últimos 10 años ha atravesado por una etapa nefasta. Fue y sigue politizada, alrededor de sus aulas se levantaron mallas para silenciar a los estudiantes, se nombraron autoridades con la consigna de dividir a los maestros y se implementó otro tipo de bachillerato.

Con una demagógica repotenciación inconclusa camuflaron la falta de nuevas ofertas formativas, la actualización del diseño curricular, la capacitación específica en las figuras profesionales, la carencia de espacios didácticos, incluida una biblioteca especializada, el nulo equipamiento con tecnología actual, la ausencia de material didáctico y la Unidad Educativa de Producción, que no cumple con los objetivos para la que fue creada.

Aumentar un año de estudio no es la solución, se debe levantar un diagnóstico, evaluar la demanda de las ocupaciones técnicas, incorporar a otros actores como el sector privado aprovechando la alianza planteada, crear adecuadas condiciones pedagógicas, comprometer un presupuesto suficiente, recuperar la etapa previa de orientación y motivación.

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