Mashiweb

Luis Eduardo Vivanco

Podría sugerir algunas cosas que el expresidente podría hacer en Internet, que no impliquen atormentar al endeudado pueblo que dejó atrás. En vez de estar haciendo sabatinas en línea, podría buscar tutoriales en YouTube para ponerse en línea. Se lo ve más regordete y es normal. Estar metido en un cuarto oscuro acosando en Twitter no quema calorías.

Podría también, aprovechando la oscuridad del cuarto, visitar otros sitios de Internet que son solo para adultos. Quizá así puede desfogar tanta energía. Me refiero, por supuesto, a Netflix en su versión adultos, donde puede ver muchas películas de muertos y heridos. Incluso algún documental de verdaderos prohombres, no pronombres. Parece que eso fue lo que no entendió. Cuando aspiraba a la Presidencia habrá buscado en Google el significado de prohombre y por un error de tipeo escribió ‘pronombre’ y como ejemplo de pronombre le salió “él”. Entonces creyó que él era un prohombre o pronombre, daba igual.

Y si ya se acaba de ver las películas de Netflix que no son aptas para niños, podría abrirse una cuenta de Snapchat y jugar a ponerse orejas de burro o mejor de algo que diste más de la realidad. Si no, no tiene chiste ¿no?

Hay muchas cosas que hacer en Internet que no implican maltratar más a un país donde reinó la corrupción durante el Gobierno del pronombre. Podría, por ejemplo, buscar juegos en línea en los que pueda interactuar con sus amigos Nicolás Maduro, Cristina Fernández o Dilma Rousseff. Ahí podrían seguir peleando contra algún imperio sin joderle la vida a la gente.

En vez de estar insultando en Twitter podría visitar foros de autoayuda. Hay muchos y muy buenos. Ayudan a manejar el síndrome de abstinencia, entre otros males. Incluso si quiere, podría gastar el dinero que le mandamos el pueblo que dejó en bancarrota para que se compre en Amazon todo lo que quiera. Seguro hasta puede encontrar un ‘puching ball’ con la cara de Lasso o de Lenín.

Si mismo mismo no le gusta nada de esto, que entre a leer diarios y se entere de la cantidad de atracos que hicieron en sus narices. Bueno, que conste que se le dan opciones.

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