Ignorancia y el voto duro

Jaime Duran Barba*

Poco antes de su muerte, Carlos Fuentes dijo que todos los políticos mexicanos, con la excepción de Marcelo Ebrard, eran totalmente ignorantes. La tesis del maestro era extremista. Coincidí con su criterio acerca de Marcelo, pero he tratado personalmente con varios expresidentes y políticos de ese país que son muy cultos. Lo que es cierto es que en todo el continente hay bastantes políticos que no leen, y otros que aunque traten de hacerlo no entienden nada. En todos los grupos y partidos hay gente ilustrada pero la ignorancia y el fanatismo crece todos los días.

Como decía Isahia Berlin, unos tienen vocación de zorro, otros de erizo y cada cual es feliz a su manera, unos de cortesanos y otros de pensadores libres. Toda persona con conocimientos básicos de ciencias sociales sabe que en América Latina existe un amplio sector de la población que es anómico: la población de nuestros países es poco afecta a respetar las normas. Esta anomia ancestral ha crecido por el desmoronamiento de los valores occidentales propio de la sociedad de la internet.

Max Weber desarrolló una de las teorías más importantes acerca del surgimiento del capitalismo: la búsqueda racional del beneficio económico, ligado a la planificación y a la “ética del trabajo”. En la mayoría de nuestros países hispanoamericanos, con la probable excepción de Chile, ser avivado es un valor. En el otro extremo, Hernando de Soto analizó la economía informal desde otra perspectiva y la propuso como motor del desarrollo de países del Tercer Mundo. En el intermedio entre Weber y De Soto hay miles de autores con distintas ideas sobre el tema.

La anomia existe. En el anterior artículo decía que quienes están al margen de las normas votan más fácilmente por unos candidatos que por otros. Cundió la indignación entre quienes creen que desde hace tiempo nuestro país tiene menos pobres que Alemania.

*Profesor de la GWU, miembro del Club Político Argentino.