Ecuador: La talabartería en Loja la fomenta un exmilitar

Fuerza. El cocido del atalaje es hecho a mano.
Fuerza. El cocido del atalaje es hecho a mano.

Desde hace 14 años Freddy Cueva Rodríguez se dedica cien por ciento a esa actividad.

LOJA, LA HORA

Al norte de Loja, desde hace 14 años, Freddy Cueva Rodríguez, sargento en servicio pasivo del Ejército Ecuatoriano, se resiste a dejar que la talabartería desaparezca y son los trabajos que ejecuta los que activan esa actividad que los pueblos indígenas del país practicaban en tiempos pasados como parte de su modo de vida.

En Loja son pocos los talabarteros y, pese a esto, Cueva se niega a dejar esa actividad que antes de jubilarse del Ejército Ecuatoriano la ejecutaba esporádicamente o cuando estaba franco (de vacación). Era ahí que cumplía con los pedidos que le hacían y que él únicamente los realizaba porque en su familia solo él las desarrolla.

Arte. La piel se somete para darle forma.
Arte. La piel se somete para darle forma.

Dar forma al cuero

Cueva manifiesta que la actividad la aprendió de su suegro y lo que le gustó fue someter y dar forma al cuero (piel) de las reses, en especial la vacuna, y fabricar todo el atalaje para la montura de las acémilas como las riendas, las sillas, los estribos, las forquetas, las correas, los testeros y otras que comprenden las guarniciones para las bestias.

EL DATO
El horario de trabajo es desde las 08:30 hasta las 18:30.“Lamentablemente esta actividad ya no es rentable como antes, porque tiempo atrás la mayoría de la gente tenía sus acémilas para movilizarse. En la actualidad las personas se movilizan en vehículos a tracción y los caballitos o asnos han dejado de usarse”, señala el talabartero del barrio Las Pitas, ubicado al norte de Loja.

Solo él en su familia

El sargento en servicio pasivo admite con nostalgia que poco a poco la talabartería desaparece y en su familia eso es un hecho porque a ninguno de sus hijos les apasiona tomar la batuta de él para no dejar que esa actividad intercultural, heredada de la América indígena, desaparezca y ese arte solo se lo conozca a través de las fotografías.

Cueva Rodríguez explica que la talabartería tiene su origen en los primeros habitantes aborígenes de los pueblos y esa habilidad pasó más tarde a los campesinos, quienes empezaron a doblegar el cuero dándole diversas formas y estilos que varían según con los modelos que el talabartero crea de acuerdo a las necesidades del usuario.

Faena. Todos los accesorios fabrica el talabartero.
Faena. Todos los accesorios fabrica el talabartero.

Impulsar artesanía

Los cuchillos, los punzones y otras herramientas se utilizan para dar forma al atalaje de las acémilas. Cueva Rodríguez no usa la máquina de coser sino sus manos, que reflejan la dureza que tienen para moldear el cuero de las reses y dar forma a los aparejos que se utilizan para vestir al cuadrúpedo y quede listo para montar y cabalgar.

El maestro de la talabartería cree que en los centros artesanales debe implementarse esa actividad para que la misma no desaparezca. Indica que en la actualidad a los jóvenes -por su propia iniciativa- no les gusta involucrarse en esa rama. Espera que la talabartería se promueva para que ese arte no se desvanezca. (WSV)