Miguel Angel Rengifo Robayo
El mismo Borges sostenía con creces que esas vanidades y barroquismos uno los va desprendiendo con el paso del tiempo, ya en la meseta del estilo y la madures intelectual uno se va volviendo simple, y ese arte se defiende perdiendo.
Perdiendo entelequias, arrogancias, arribismos, poses, clichés, absurdos; cuando uno se da cuenta del exceso de figuras y adjetivaciones y comprendemos que lo demás que se dice solo son balbuceos, pajas mentales,
Raúl Armendáriz, Latacunga 1940, regio intelectual que sacrifica ahora por antonomasia el ejercicio de “des-leer” que no significa dejar de hacerlo, sino desmitificar a través del metalenguaje y el hipertexto la comprensión de las formas, de los “decires”, los significados, los significantes de una época, de la transición y la verdad social que es coyuntura.
Un mapa de 272 despistes, una suerte de enunciados con aires de aforismos, párrafos quedados, ilustraciones mentales de lecturas y lecturas, de variopintos temas que van desde la política nacional, lo cotidiano, el ejercicio de leer, el tema semiótico, la ciencia social, la ficción y el rígido canon del ensayo.
El concepto de relecturas yuxtapone una sola comprensión: desatarse y regresar a la ternura del conocer, reconocerse como ente, esto creo que ayuda a romper el complejo de inferioridad que sostiene la timidez del lector y atreverse ha ser universal.
Desde Manuel Andes, poesía 1968; hasta Papapedroamérica, cuentos 1972; ediciones regias en la nutrida y colosal época de la producción editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana – Núcleo de Cotopaxi Armendáriz nutrió de elementos notorios en la literatura ecuatoriana.
Las estimas intelectuales no dejaron de lado su crítica elogiable, Violeta Luna, Leonardo Barriga López, Rafael Herrera Gil, y otros tantos que se acercaron a su estilo y condición literaria no se equivocaron.
Para la fecha “Deslecturas”, obra contemporánea, suerte de bitácora y cajón de sastre, diario de ruta, uno va encontrándose con el oficio y la inquietud de escribir sobre todo, y muy enfáticamente sobre el interés de leer la realidad,