La política del Presidente Moreno y su debate

POR: Laura Benítez Cisneros

El Presidente de los ecuatorianos está generando una política de debate, diálogo y determinación que a sus aliados les incomoda, por los cambios, indultos, y los compromisos que ha adquirido con toda la ciudadanía ecuatoriana y los pueblos indígenas en un marco de conversación, comprensión, transparencia, ecuanimidad y beneficio, tomando en cuenta todo lo ofrecido durante estos dos meses de mandato.

A esta política de debate hay que inyectarle una corriente de renovación, estrategia, táctica, habilidad, maniobra, para que salgan a flote los proyectos y compromisos ofrecidos en las charlas que el Primer Mandatario ha sostenido con toda la comunidad ecuatoriana con la que se ha reunido, como: comerciantes, industriales, agricultores, gremios de las diferentes ramas de artesanos, de la construcción, estudiantes, maestros, jubilados, militares, indígenas y el pueblo en general.

Al hablar de una “política de austeridad” me parece que está realizando una acción de gobierno para poder dirigir el país y lograr alcanzar un bien común con todas las conversaciones que el Presidente Moreno ha mantenido, con los dirigentes de las diferentes agrupaciones políticas, dando muestras de cordialidad, equilibrio y sensatez que es la parte fundamental que el país lo requiere, un cambio de rumbo, para recuperar todo lo perdido.

Rompiendo todas estas ataduras de gobernar solo para un determinado movimiento político, con esa amplitud de cobertura de servicio, justicia, libertad, unión, paz y tranquilidad, que es lo que buscamos los ecuatorianos.

Con todo lo manifestado por el Primer Mandatario obtendremos un plan de trabajo con una ordenación y fijación de metas, logrando a través de cambios y acciones concretas el contenido del marco político que se lo ha propuesto.

Todos los ecuatorianos estamos llamados a tener una autonomía de conciencia y sacrificio, para sacar adelante al país de la crisis económica y social que nos agobia. Necesitamos urgente un plan de lucha contra la corrupción, que sea concreto constante, para poder promulgar una ley.