Lo efímero

Miguel Ángel Rengifo Robayo

Son varias cosas con las que el ejercicio público se vulnera, el vértigo y la desmemoria; al parecer sería una causal de justificar vacíos y negligencias. Pero en lo público las fallas o yerros pasan inadvertidos, esto por la demolición de referentes con el que los medios masivos actúan, más evidente en las denominadas plataformas digitales.

Parece anecdótico ahora rememorar los tiempos donde no existían estos mecanismos de avance y desarrollo, la tecnología ha evolucionado desde Galilei con el telescopio, mirar hacia afuera y acercar una cuasi realidad a lo real hasta el satélite, inverso a mirar desde fuera lo cercano; ¿cuántas veces nos hemos preocupado de mirar hacia nuestro interior?

La ciencia de la mano con el conocimiento y su único derecho a ser compartido y usado ha sido causa de una verdadera democratización; estas reflexiones se hacen en el contexto, porque resulta efímero el instante de las transiciones sin que transgredan más allá de decidir qué es lo consecuente.

Se ha dicho de que era una entelequia aquello de: “La mesa servida”, los modelos de la gestión pública y el aparato del Estado con todo lo que ello implica jamás tendrá esa panacea, sería un absurdo pensar que el timón guía no varíe en lo simple o lo complejo; se necesitan más que agallas para cambiar un modelo o terminar plagiándolo; no es asunto de confrontar diferencias, en eso el oficialismo actual algo atina, es agotador y harto cansado, la razón no pide fuerza, así de simple.

El concepto de desarrollo humano no puede apenas prescindir de un sinnúmero de herramientas que van desde la técnica hasta la capacidad de las ciencias humanas, creemos que es posible otra forma de gobernabilidad sin preceptos “populistas” porque en el camino, a la corta o a la larga también caducan y cambian; muchas decepciones han prevalecido sobre modelos y modelos de gestión pública, tanto es así que sin escatimar esfuerzos en lo peyorativo se dirá: “los mismos a lo mismo de siempre”, cómo entonces exigir cambio, resulta efímero todo.