Indignación

Rodrigo Santillán Peralbo

Destapar la trama delincuencial de la corrupción es una exigencia nacional, pero apenas se ha iniciado con la detención y acusación contra pocas personas, entre las que se destacan el tío del vicepresidente Glas, el exministro de Electricidad A. Mosquera, el contralor Pólit y otro funcionario de menor categoría. Sin embargo, de lo mínimo que se ha hecho y de lo máximo que se espera, la indignación crece al conocer que se está ante una delincuencia organizada, pero ¿quién es y dónde está el Padrino o Capo de todos los capos, para utilizar palabras de Mario Puzzo?

Indigna saber que los ladrones que le roban al pueblo aún gozan de impunidad y que los corruptores de Odebrecht tal vez gocen de inmunidad en el Ecuador, porque la delación podría ser premiada. Quizá se llegue a conocer la lista completa de quienes gozan de fuero de Corte, los que se creen intocables, o los que hayan viajado al extranjero para gozar de las fortunas mal habidas. ¿Para eso es la lentitud de investigaciones y justicia?

Combatir la corrupción es una tarea ardua y compleja. El presidente Moreno ha creado un Frente Nacional. ¿Acaso desconfía de las instituciones existentes: Asamblea Nacional dominada por AP, el Quinto Poder, Fiscalía, Cortes de Justicia, Contraloría y la Procuraduría? ¿Por qué no avaló a la Comisión Nacional Anticorrupción?

Dictar una ley anticorrupción que castigue ejemplarmente a los delincuentes de esta naturaleza es un imperativo inaplazable. Todas las denuncias deben ser investigadas, inclusive la que el primo prófugo Pedro Delgado hiciera contra una jueza constitucional o la que efectuara el contralor Pólit contra el fiscal Baca ¿Acaso Odebrecht es la única empresa corruptora? ¿Existen otras constructoras y proveedoras que pagan coimas para obtener contratos?

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