Ni fu, ni fa

Salvatore Foti

Muchos sectores han repuesto su fe y confianza en el nuevo mandatario y, en general, ven con buenos ojos la apertura y el estilo adoptado por Lenín Moreno en aspectos que ven trascendentales. Sin embargo, no logro identificar cuál es el estilo del nuevo mandatario y, peor aún, cuáles serían los hechos trascendentales que otorgan identidad a su gestión.

No comparto el hecho que sea significativo hablar de más abertura hacia la prensa, cuando en el fondo no se ha adoptado ninguna medida que así lo ratifique, y tampoco pienso que poner su seguridad en las manos de las FF.AA. y de la Policía sea una meta importante para el Estado o la sociedad ecuatoriana en general.

Para los que se creyeron que la lucha contra la corrupción y Odebrecht amerita admiración hacia el mandatario, podríamos contestar que hasta hoy no ha pasado absolutamente nada. Solo circulan rumores, especulaciones y algunas noticias, mas no consecuencias legales y políticas que nos permitan medir el impacto de manera objetiva.

Todo esto, salvo cambios repentinos e imprevistos, podría dejarnos concluir que el Presidente tal vez sea rehén de diferentes corrientes políticas que no le permiten actuar con la debida tranquilidad y firmeza.

Moreno deberá muy pronto tomar decisiones y posturas definidas. No puede seguir hablando de diálogo y abertura sin antes decirnos con quién está dispuesto a hablar y qué es lo que quiere conseguir para él y para el país. La única actuación del Ejecutivo que aparentó en su momento dar muestra de determinación y fuerza fue el ataque al fiscal general Carlos Baca, pero nunca se supo de dónde vino y, peor aún, solo sirvió para ratificar la fuerza del correísmo en la Asamblea.

Todavía nos encontramos en un gobierno “ni fu, ni fa”. Desde sus coidearios del oficialismo hasta las diferentes bancadas de oposición, e inclusive el sector privado, todos le quieren. Hasta Guillermo Lasso ya ni molesta. Lo que significa que está con todos y con ninguno.

Ha llegado la hora de tomar una postura que nos permita entender con quién está Moreno y con quién no, pues de seguir esta actitud tan tibia se podría decir que, con tal de seguir la ley física de la inercia, cualquiera puede gobernar y la realidad no es así.

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