Primer cambio

Kléber Mantilla Cisneros


¿Cuál será la diferencia entre Lenín Moreno y Rafael Correa? ¿Los presos políticos y líderes indígenas saldrán libres mientras los corruptos sobornados de Odebrecht irán presos? ¿Los medios de comunicación podrán investigar sin sanciones mientras los personajes nefastos de la Supercom se irán a su casa? ¿Y el fiscal y contralor auditarán una década sin presiones partidistas mientras los nuevos asambleístas inaugurarán, al fin, su rol de fiscalizadores y el inicio del primer juicio político post-correísta? ¿Vendrá el tiempo de austeridad, positivismo, democracia, y se reducirá el tamaño del Estado? ¿La deuda pendiente con la seguridad social, los jubilados y los servicios de salud se cancelarán a tiempo? ¿Volverá la autonomía universitaria, el pensamiento libre, creativo, artístico y la organización social recuperará sus espacios? ¿Esa polarización callejera cambiará por consensos, diálogos y alianzas porque nunca más se difundirán sabatinas llenas de insultos? ¿Qué mismo será lo diferente y lo parecido?


Una fuerza agitadora civil con pistolas y toletes nunca se requiere cuando un gobernante cuenta con el respaldo popular. El gran pedido desde esta tribuna es la pacificación y archivar propuestas divisionistas. Al fin y al cabo alguien tiene que liderar el cierre de la represión rústica, el maniqueo de la libertad de expresión, el modelo autoritario, abusivo, desproporcionado, que juega con la paranoia social y opta por expandir miedo entre ciudadanos. Los resultados económicos y el desempleo masivo muestran un fraude disfrazado. Si bien el estilo tiránico no acaba en pocas horas, un estadista está obligado a construir el imaginario de su gente, a recuperar la colocación de capitales, generar fuentes de empleo y apresurar la inversión desde el exterior.

Un nuevo gobernante es una esperanza rebosante, nítida, cristalina, cuyo optimismo está en pie. Por eso hay que evaluar fracasos, revisar la gestión petrolera y minera, modificar leyes represivas, separar funciones legislativas y judiciales y resolver los vacíos heredados. La depuración de estadísticas es una prioridad, pues tanta cifra falsa causa daños irreparables. La falta de unificación y reducción de la política tributaria está en agenda.

[email protected]
@klebermantillac